A lo largo de los años el pintor Fernando Aceves Humana (Ciudad de México, 1969) ha disfrutado de un estudio muy particular: la zona arqueológica de Monte Albán. Allí ha pintado a plena luz del implacable sol y bajo la lluvia. Sus pinturas reflejan la “magia” del lugar.
De una producción de medio centenar de cuadros al óleo, 13 fueron seleccionados para De lluvias a secas en Monte Albán y Atzompa, exposición abierta de manera virtual en el Museo de las Culturas de Oaxaca (en el ex convento de Santo Domingo), actualmente cerrado por la pandemia de Covid-19.
La muestra se inscribe en las actividades del 33 aniversario de la inscripción de la zona arqueológica de Monte Albán en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco. Un recorrido por la exhibición se ofrece en la página de facebook de la Zona Arqueológica de Monte Albán.
En Aceves Humana nació el interés por trabajar allí al ver en 1998 cuadros de Gilberto Aceves Navarro del lugar. Monte Albán comprende un sistema “extraordinario” de plataformas. Al igual que en Atzompa, los cerros fueron “cortados, nivelados conforme el pasar de los astros”.
Al pintar, dice volverse “un objeto más en el paisaje. Estoy callado mientras trabajo sobre mis piernas formatos pequeños. Trato de entender la comprensión de nuestro pasado por medio de la pintura y poder documentar al mismo tiempo los trabajos de rescate arqueológico que se hacen”.
Hace 22 años fue la primera vez que Aceves Humana entró a Monte Albán “pidiendo chance de llevar una cajita de colores. Cada momento se volvió único e irrepetible. El tiempo ha permitido un análisis de la luz, de cómo reacciona y cambia el paisaje por momentos. Por eso el título De lluvias a secas… Recién trabajé en la transición de la época de lluvias, cuyo paisaje verdísimo empezó a adquirir otra tonalidad”.
El paisaje de Monte Albán ofrece paz, aunque de repente “tienes 40 minutos para tratar de reflejar esa luz que se va, esas sombras que se mueven; es divertido. Cada pintura tiene la hora en la que se hizo, aunque quizá lo retoque unos 15 minutos después”.
“Si llueve, pinto la lluvia, si el día siguiente está seco, lo pinto así. Es como hacer muchos dibujos sobre un mismo panel y con el tiempo. A las dos semanas los dibujos empiezan a mezclarse y aparece el cuadro como estará al final, después de una, dos o tres sesiones. Intuyo hacia donde va el cuadro, aunque en realidad éste cobra un desarrollo en el que no intervengo mucho ya”.
Uno de sus cuadros es del Señor 8 temblor, cuya tumba fue encontrada en Atzompa. El pintor fue invitado por la arqueóloga Nelly Robles a ver la tumba antes de que fuera removida por el equipo de arqueólogos: “Me permitieron trabajar dos horas, en tres ocasiones, porque la misma respiración puede cambiar el ambiente, ya que la tumba estuvo cerrada durante tantísimos años y eso puede afectar las piezas. También podría haber bacterias primitivas porque el Señor 8 temblor fue pintado con cinabrio, que es muy venenoso. Hice tres cuadros”.
A través del tiempo Aceves Humana ha trabajado en una amplia gama de zonas y sitios arqueológicos, como el Templo Mayor y la cueva de Balamkú, en Yucatán. En fechas recientes ha laborado en las torres Huey Tzompantli, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, hechas a base de cal, barro, arenas y cráneos humanos en vez de ladrillos. Trabajó en “el pozo en el círculo interno donde los cráneos se miran los unos a los otros. Esa experiencia fue la más dura, tenía su imagen grabada todo el tiempo”.