Lo más probable es que el virus del importamadrismo, que combina ambición desmedida con falta de principios y muta en corrupción, en política tan letal como el coronavirus en el humano, esté infectando al líder de Morena, Mario Delgado, ahora manso servidor de Ricardo Monreal.
El show de Zacatecas, en el fin de semana que pasó, donde fue más que evidente el rechazo de la gente a la imposición, mejor dicho “encuesta” en la que el hermano de Ricardo –otro Monreal– fue considerado candidato a la gubernatura de ese estado.
Delgado supone que llegar a la presidencia de Morena es un deuda que debe pagar y que quien demanda el pago es el mismo que manipula el Senado desde el lugar al que llegó de manera no precisamente muy sana.
Este líder perdió el piso al sonar de una tonada que le cantó Monreal y le aseguró que él, chucho, perdón, Ricardo, ganaría con los senadores que maneja la mayoría de las gubernaturas de los estados que estarán en disputa el año que viene; y él se la creyó.
Y bueno, de seguro tiene razones para creerlo, como ejemplo, lo que sucedió en Zacatecas, donde todos los topes de legalidad se rompieron para hacer la voluntad del senador, y el operador, su operador, el que se manchó las manos y con un cinismo más que perredista, dio la cara, fue Delgado.
Andrés Manuel López Obrador tardó muchos años en aceptar que el PRD se había podrido. Consideraba que las acciones de la dirigencia nada tenían que ver con la militancia que sí creía en la justicia y en la política como el camino para lograrla.
Más tarde que temprano, el ahora Presidente de la República se dio cuenta de que los caminos de la dirigencia estaban cada vez más alejados de las ideas y los ideales que defendía la militancia, y por fin dejó a los amarillos. Con él se fueron casi todos.
Con la situación actual y si las cosas siguen como hasta ahora, la pregunta es: ¿cuánto tiempo tardará en darse cuenta de lo enfermo que está Morena? Monreal ha ido pervirtiendo, poco a poco, al partido, y no hay medicina ni médico contra los efectos de la desesperanza y la corrupción que no necesariamente tiene que ver con dinero. El ejemplo está fresco: se llama PRD.
Delgado tiene miedo de perder elecciones y supone que quien las tiene que ganar es Monreal, pero eso no sólo es una muy grave equivocación, también es haber perdido la confianza en la fuerza del gobierno de López Obrador, que según las encuestas volvería a ganar en casi todos lo frentes electorales sin las ayudas de Monreal ni el trabajo sucio de Mario Delgado.
De Pasadita
Los días que vienen serán muy difíciles, resultado del muy poco cuidado que se ha dado entre los habitantes de la ciudad. Todos sabíamos el momento que se atravesaba, en el conocimiento de todos estaban las precauciones que se deberían tener en todo momento. ¿Quién podría llamarse hoy a engaño?
Quienes se quisieron arriesgar –no pocos– dejaron las recomendaciones a un lado y le jugaron al peligro; muchos no han sufrido ningún daño, otros están en el hospital o han dejado la vida, pero todos sabíamos y sabemos a qué nos enfrentamos.
También lo sabían los habitantes de Estados Unidos, el país con más muertos y más infectados, y con menos información en sus diarios, y allá tampoco les interesaron mucho las recomendaciones que se hacían desde las trincheras de las instituciones que una y otra vez prevenían la desgracia.
Hoy, nosotros y ellos –ellos primero–, los países donde existen más obesos, los que más sufren de personas con hipertensión y diabetes, son los más afectados.
La información sobre lo que iba a suceder, lo que está pasando estaba en nuestras manos. El semáforo era una advertencia que en poco tiempo dejó de tener efecto, pero los cuidados y las advertencias siguen allí, y todos las conocemos. Ya es hora de tomar responsabilidades.