En seis años, de 2012 a 2018, los homicidios de mujeres hablantes de una lengua indígena aumentaron poco más de 154 por ciento, al pasar de 79 a 122, de acuerdo con el estudio Violencia Feminicida. Aproximaciones y Tendencias, elaborado por el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim) y ONU Mujeres México.
En el documento, señalaron que las cifras, con base en certificados de defunción, muestran que en 2014 se alcanzó el porcentaje más alto de homicidios de mujeres indígenas, 4.7 por ciento; es decir, 111 casos en relación con el total de homicidios de féminas en general, 2 mil 364, y que a partir de ese año se inició un descenso hasta alcanzar 3.4 por ciento en 2018.
Puntualizaron que desde 2012 los certificados de defunción incluyen datos sobre la condición de habla indígena, y en ese año el porcentaje de defunciones femeninas con presunción de homicidio en los que no se especificó si cumplían con esta situación fue 54.2 por ciento; en tanto que en 2018 se redujo a 23.2 por ciento.
Por otra parte, durante los pasados nueve meses, asociados al confinamiento por la pandemia de Covid-19, la Red Nacional de Refugios (RNR) atendió a 504 mujeres indígenas víctimas de violencia.
Wendy Figueroa Morales, directora de la RNR, señala que esta población enfrenta mayores obstáculos y discriminación para recibir la atención que requieren, ya que la mayoría de los servicios gubernamentales e incluso en organizaciones de la sociedad civil hay una carencia de personal capacitado, como traductores de lengua indígena.
“El que no tengan información en su propia lengua es un obstáculo para acceder a la justicia y a cada uno de sus derechos”, menciona. En la pandemia de Covid-19, precisó, la mayoría de las herramientas se han difundido por redes sociales en internet y muchas mujeres indígenas no cuentan con ello.
Figueroa Morales expuso que en la RNR ha documentado que las mujeres indígenas llegan a estos espacios por el perifoneo que se realizan en sus comunidades.
La mayoría de las víctimas que se han atendido son originarias del estado de México, Puebla, Chihuahua y Oaxaca.
Sobre los tipos de violencia que enfrentan, indicó que son similares a los que viven las mujeres en general, incluidas agresiones físicas, emocionales, patrimoniales y sexuales, pero se expresan de diferente manera.