Douglas, Arizona., La exposición al calor mató a César de la Cruz, de 19 años, en un sendero en Arizona durante su travesía desde el sur de México. El cuerpo de Juan López Valencia, otro joven mexicano, fue descubierto el 3 de agosto junto a un cauce seco en tierras de indígenas estadunidenses.
Después del verano más caluroso y seco en la historia del estado, las autoridades han recuperado una cantidad de cuerpos que casi supera el récord anual en 10 años de personas que cruzaron desde México a los desiertos, valles y montañas de Arizona. Es un recordatorio de que los caminos más remotos para entrar a Estados Unidos pueden ser los más mortales.
Intentos policiales en estados circundantes han ayudado a lo largo de los años a personas a cruzar en automóvil a terrenos complicados en Arizona, y algunos funcionarios y activistas creen que el aumento de la construcción del muro fronterizo de Donald Trump, en gran parte en Arizona, también pudo llevar a migrantes a zonas peligrosas sin fácil acceso a alimentos y agua.
De la Cruz y López Valencia están entre los 214 migrantes confirmados o presuntos cuyas muertes en la frontera de Arizona fueron registradas entre enero y noviembre por el organismo Humane Borders y la oficina forense del condado Pima, que en conjunto mapean la recuperación de restos humanos.
“No tengo la menor duda de que las elevadas temperaturas tuvieron mucho que ver con esto”, dijo Mike Kreyche, coordinador de mapeo de Humane Borders.
El mayor número anual que el proyecto ha registrado es de 224 en 2010.
Se desconoce si en el año presente se excederá esa cifra una vez que se incluya el mes de diciembre.
La Patrulla Fronteriza registra sus propios datos, al contar los restos de presuntos migrantes de los que se entera durante la jornada laboral, según su matriz, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza.
Esta instancia afirmó que si otra agencia recupera los restos y no notifica a la Patrulla Fronteriza, no se incluirán en su conteo.