La regulación del teletrabajo, avalada en la Cámara de Diputados la semana pasada, no garantiza con toda claridad que los empleados bajo esta modalidad deban tener una remuneración igual a la del trabajo presencial, alertó Ivonne Vargas, especialista en capital humano y social del Centro de Estudios para el Empleo Formal (CEEF), por lo que considera necesario hacer una revisión más fina de los temas que aún se deben corregir en la legislación.
No obstante, subrayó la importancia de que se regule el tema en el que México venía más retrasado que otros países, ya que de acuerdo con encuestas recabadas por el CEEF, 75 por ciento de los mi-llennials piden contratarse bajo esta modalidad, por lo que “es el empleo del futuro”.
Vargas explicó que, a pesar de la implementación forzada del teletrabajo por la pandemia, las empresas reconocen tener “miedo” de aplicarla.
Antes del comienzo de la emergencia sanitaria, cuatro de cada 10 empresas ofrecían una alternativa de teletrabajo, lo cual se incrementó a ocho de cada 10 con la pandemia, pero la mayoría no estaba preparada para implementar el modelo en todas sus áreas. Cerca de 52 por ciento usaban antes de ello sólo un correo electrónico como medio de enlace con los trabajadores, 38 por ciento estaba en proceso de digitalizar su información, y 29 por ciento contaban con una app de tipo corporativo para supervisar la interactividad de los trabajadores.
Únicamente 27 por ciento contaban con una red privada que les permitía procesar la información indistintamente del sitio donde se encontrara el trabajador.
La adaptación es compleja, agregó la especialista, ya que “no sólo es un hecho de la cultura, en México se cree en la modalidad presencial, en ver a los trabajadores, pero también hay un tema de herramientas y logística”.
Perder el control sobre la información es la principal preocupación para muchas compañías, ligado a la falta de adaptación de los líderes y directivos a una nueva forma de gestionar.