Pese al semáforo rojo por Covid-19, en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) la afluencia de viajeros aumentó en relación con días anteriores, ello en víspera de las vacaciones de fin de año.
A diferencia de lo que se veía en mayo y abril, cuando la terminal aérea lucía casi vacía, ayer en la mañana y en las primeras horas de la tarde, el ir y venir de usuarios era constante. Sin sana distancia, pero sí portando caretas y cubrebocas, los paseantes transitaban sin mayor preocupación, algunos incluso no se habían enterado de que la Ciudad de México está en semáforo epidemiólogico rojo.
Edmundo, integrante de la Unión de Maleteros del AICM, señaló que desde el viernes aumentó el flujo. Con 45 años llevando valijas, calculó cerca de “40 por ciento” de alza.
“El semáforo rojo aquí parece que no aplica”, consideró, pues la mayoría de los negocios, sean o no esenciales, estaban abiertos y la gente acudía “como si nada”.
Para el gremio maletero eso es bueno, pero descartó que signifique que haya mucho trabajo, pues “ya todos jalan sus maletas con las ruedas”.
Una pasajera que se reservó su nombre señaló que tenía planeado viajar desde antes que se decretara el semáforo rojo. Se fue a Cancún en Viva Aerobus, en el vuelo 1020. No se arrepentía de irse por unos días, porque ahora hay más restricciones, así que “es bueno dejar esta ciudad ahora”. Quintana Roo estará en naranja del 21 de diciembre al 3 de enero.
Un joven que fue a Huatulco en el vuelo 778 de Volaris consideró que no es irresponsabilidad salir de viaje en estas condiciones sanitarias, pues si se toman previsiones “no hay por qué preocuparse”. También se alegró de dejar esta ciudad, porque va a un estado (Oaxaca) en naranja.
Refugio Nolasco, residente en Querétaro, y Lourdes Nolasco, de Zumpango (estado de México), esperaban ayer las cenizas de su hermano que llegaron desde Tijuana; ellas no sabían que la Ciudad de México y el estado de México están en rojo. “Sí, me da temor estar aquí (en el AICM), ya me espantó con esa noticia, nos vamos corriendo”.
Dependientes de una tienda del AICM señalaron que tienen temor, pero no al contagio, sino a perder sus empleos. “Sí, estamos un poco temerosos que nos vuelvan a cerrar. La otra vez cerramos dos meses. Yo no perdí mi empleo, pero a varios compañeros los despidieron”, relató Sofía.