Por arresto en frontera, operativos en su territorio y por expulsión de presos, la administración de Donald Trump ha deportado a 735 mil 541 personas de todas las nacionalidades, para un promedio anual de 183 mil 885.
En paralelo, durante los ocho años de la gestión de Barack Obama, y donde el presidente electo Joe Biden fue vicepresidente, se deportaron 2 millones 605 mil 741 personas, esto es, 325 mil 717 cada año. Al menos 3 millones de indocumentados promediaban una estancia de 15 años viviendo en Estados Unidos.
Estos números fueron presentados ayer durante la Mesa Interinstitucional para la Atención Integral a Familias Mexicanas en Retorno, donde participaron el canciller Marcelo Ebrard y los secretarios de Gobernación y de Educación Pública, Olga Sánchez Cordero y Esteban Moctezuma, así como representantes de otras dependencias del gobierno federal que explicaron las acciones que aplican para recibir a los connacionales de regreso al país, en ámbitos como migración, salud, acreditación de enseñanza y empleo.
Así, en la reunión se habló de la insuficiencia de los módulos de repatriación, pues sólo este año, en los ubicados en la frontera norte se recibieron 150 mil 220 personas en retorno y 28 mil 56 a través del Procedimiento de Repatriación dentro del país, “teniendo un total de 178 mil 276 eventos de deportación” sólo en 2020.
Si bien en la situación derivada por la pandemia hubo una caída en los flujos migratorios en este año, Sánchez Cordero consignó que los connacionales repatriados desde EU disminuyeron sólo 12 por ciento respecto al año anterior.
Pero, añadió que sin duda el próximo cambio de gobierno en aquella nación traerá nuevos desafíos para México y por eso el actual es un momento oportuno para articular tareas.
Ebrard destacó que el gobierno ha trabajado para dar un retorno en las mejores condiciones a los mexicanos procedentes de EU, pero que se requiere hacer aún más y que ante la posibilidad de un aumento en el número de retornos, “debemos estar listos porque el propósito primordial es atenderles, apoyarles, auxiliarles lo mejor que podamos”
Sánchez Cordero consideró oportuna esta sesión, precisamente al conmemorarse el Día Internacional del Migrante, porque cada acción hacia las familias retornadas, “impone desafíos de articulación y de cooperación interinstitucional”.
Se sabe que en los últimos años “el endurecimiento de las políticas migratorias en Estados Unidos propició un aumento considerable de deportaciones de mexicanos” con estancias largas allá o de otros incluso “sin ninguna falta administrativa o ningún hecho criminal”, indicó la funcionaria. Y cuando una familia retorna por alguna deportación “hay impactos múltiples” por la separación del clan y los cambios en sus planes de vida.
Se debe evitar la expansión del daño a las personas deportadas y mejorar los apoyos de reunificación familiar e impulsar el desarrollo de la educación bilingüe para una adecuada transición e integración a la sociedad. “Cada migrante y cada familia es una historia única, una necesidad singular”, añadió.
Por la tarde, todas las dependencias participantes en los programas de retorno emitieron un comunicado conjunto sobre los compromisos contraídos.