En lo que puede ser una noticia alentadora –en el contexto de la delicada situación económica que vive el país– el Inegi informa (Encuesta Mensual de la Industria Manufacturera) que por “primera vez desde la emergencia sanitaria, en octubre pasado la utilización de la capacidad instalada en la industria manufacturera superó la del mismo mes de 2019”, al ubicarse en 78.4 por ciento, un punto arriba del registro del año pasado ( La Jornada, Dora Villanueva), al tiempo que revela que en ese mismo mes el personal ocupado en dicho sector creció 0.3 por ciento respecto de septiembre, pero aún se encuentra 2.3 por ciento por debajo de lo registrado en el periodo comparable de 2019.
Por obvias razones, en este pandémico año la economía ha sido golpeada de la A a la Z y en el caso de la industria manufacturera la caída ha sido permanente (desde enero), aunque los meses más espeluznantes –de acuerdo con el registro del Inegi– fueron abril, mayo y junio, cuando las caídas fluctuaron entre 18.2 y 35.5 por ciento.
Eso por lo que hace a la industria manufacturera, cuyos resultados no son muy distintos a los que reportan otras actividades económicas. Por ejemplo, la construcción registró caídas de 38.4, 36.3, 25.9 y 23.7 por ciento en abril, mayo, junio y julio, respectivamente. También destaca el sector de alojamiento temporal, preparación de alimentos y bebidas –el más afectado de todos–, con desplomes de 70.4, 72.1, 68.7, 61.4, 53.4 y 43.9 por ciento entre abril y septiembre. Y cuando se subraya que toda la economía se vio golpeada por la pandemia, la traducción es: absolutamente toda.
No es gratuito, pues, que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) proyecte una caída de 9 por ciento en el producto interno bruto mexicano (PIB), “lo que representaría la mayor contracción de la actividad económica del país desde 1932. La reducción de la demanda y la oferta interna se sumaría a la caída de la actividad económica mundial, en particular a la de Estados Unidos”.
La Cepal estima que en 2020 la inflación se ubicaría en 3.5 por ciento y la tasa de desempleo en 5.1 por ciento. El déficit fiscal del sector público no financiero representaría 2.9 por ciento del producto interno bruto, lo que supone abandonar la meta prevista de lograr un superávit primario de 0.7 por ciento del PIB, que pasaría a 0.1 por ciento, en tanto que la cuenta corriente de la balanza de pagos tendría un superávit equivalente a 1.5 por ciento del producto.
Los paisanos en Estados Unidos han contribuido enormemente a que la situación no sea peor, porque de enero a octubre del presente año sus remesas totalizaron 33 mil 564 millones de dólares, un monto 10.4 por ciento superior a la registrada en el mismo periodo de 2019. Al respecto, la Cepal señala que “este desempeño se debe a una multiplicidad de factores, entre los que destacan la solidaridad de los migrantes ante la crisis sanitaria y económica, el mayor uso de medios electrónicos para el envío de remesas y la depreciación cambiaria”.
Por otra parte, de acuerdo con la citada comisión, en los primeros tres trimestres de 2020 el PIB habría caído 9.8 por ciento, en comparación con el registrado en el mismo periodo de 2019. Las actividades primarias crecieron 2.7 por ciento anual, mientras las terciarias y las secundarias descendieron 8.8 y 12.6 por ciento, respectivamente. De enero a septiembre el consumo privado cayó en promedio 12.3 por ciento interanual y la inversión fija bruta 20.6 por ciento.
Para 2021 la Cepal prevé que el PIB mexicano aumente 3.8 por ciento, debido, principalmente, a una recuperación gradual de la actividad económica. “Una lenta disponibilidad de una vacuna podría propiciar una disminución del producto. La inflación se ubicaría en alrededor de 3.5 por ciento y la tasa de desempleo en alrededor de 4.8. El déficit fiscal del sector público no financiero llegaría a representar alrededor de 2.9 por ciento”.
Las rebanadas del pastel
En semáforo rojo, otra vez. Esperemos que ahora sí los negacionistas entiendan que la situación es verdaderamente crítica y el apoyo de todos y cada uno de los mexicanos es fundamental. No sean tercos.