Madrid. En un debate histórico, el Parlamento español aprobó la primera ley de muerte digna que permite la eutanasia a enfermos crónicos y que regula un reclamo añejo de buena parte de la sociedad. La votación tuvo el apoyo de 198 diputados de distintas inclinaciones ideológicas, presididos por los del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que presentaron la iniciativa.
Votaron en contra los derechistas del Partido Popular (PP) y ultraderechistas de Vox, que asumieron las tesis de los grupos ultracatólicos opuestos a este tipo de iniciativas.
Hace más de 23 años, un tetrapléjico gallego llamado Ramón Sampedro abrió un debate nacional sobre el derecho a una muerte digna. Hombre brillante, culto y con la limitación total de sus movimientos –sólo podía mover la boca– decidió grabarse a sí mismo mientras ingería una bebida que alguien le dejó cerca y que terminó con su vida.
La grabación iba acompañada de una serie de reflexiones y escritos sobre el derecho a una muerte digna, a la eutanasia, en personas que tienen dolencias que convierten sus vidas en un infierno.
La muerte de Sampedro ocurrió cuando gobernaba el derechista José María Aznar. De ahí nacieron varias plataformas de ciudadanos afectados directamente o de familiares que reclamaban algo que ya existía en otros países europeos o de las democracias occidentales, donde la regulación de la eutanasia ya era un hecho.
Ni en las dos legislaturas de Aznar ni en las dos del socialista José Luis Rodríguez Zapatero –que incumplió hasta en dos ocasiones su promesa electoral de regularlo–ni en las dos de Mariano Rajoy se aprobó la legislación, que todavía provoca encendidos debates, sobre todo en los sectores más conservadores.
La nueva legislación se aprobó gracias al impulso de la sociedad civil, que en las últimas décadas se ha movilizado con firmas y peticiones públicas, y al respaldo de la mayoría de los grupos parlamentarios, incluidos algunos partidos que en el pasado se mantuvieron reacios por su cariz conservador y sus raíces cristianas, como el Partido Nacionalista Vasco (PNV) o la antigua Convergencia Democrática de Cataluña (CDC); de hecho uno de los diputados del actual grupo parlamentario de esta formación (que ahora se llama Junts per Catalunya) se abstuvo por sus convicciones católicas.
La nueva ley sólo tendrá que superar el trámite de su aprobación en el Senado, para que vuelva de nuevo al Congreso para su aprobación definitiva, con lo que se prevé que su entrada en vigor será un hecho en mayo o junio del próximo año.
La legislación contempla el derecho del paciente a poner fin a su vida en virtud de una serie de criterios médicos y científicos, y el enfermo debe expresar hasta en cuatro ocasiones su decisión. Le legislación prevé el derecho del médico a la objeción de conciencia, ya que la figura de la eutanasia también provocó polémica entre el cuerpo médico de que si al aceptarla y ejecutarla no vulneraba uno de los principios básicos de la medicina, el juramento de Hipócrates, que aboga por defender hasta el final el bien y la salud de los enfermos.