La Habana., Miles de personas rindieron homenaje y despidieron el jueves las cenizas del historiador Eusebio Leal, uno de los hombres más reconocidos de Cuba y artífice del rescate de La Habana.
Sus restos fueron ubicados junto a una estatua dorada de la República que da la bienvenida a la entrada al Capitolio en una sencilla caja de madera colocada sobre un pedestal.
Coronas de flores del ex presidente y líder del Partido Comunista, Raúl Castro, y otros dirigentes, y una foto de Leal acompañaron la ceremonia, al tiempo que las personas pasaban por delante, se detenían un momento, hacían alguna seña de respeto o avanzaban en silencio. En los altoparlantes se escuchaban las notas del himno nacional.
“Se hace un nudo en la garganta saber que lo perdimos, aun cuando está espiritualmente. Lamento muchísimo la pérdida de un compañero tan amado y valeroso”, expresó Magdalena Chacón, de 58 años, en la puerta del Capitolio. “Ha sido un honor rendirle este tributo”.
Leal falleció el 31 de julio luego de batallar años contra el cáncer. Tenía 77 años y fue el artífice de la impresionante transformación de La Habana Vieja de ruinoso y empobrecido sector a ejemplo de conservación y polo turístico más importante de la isla, con ingresos por millones de dólares.
Pero el homenaje debió postergarse por la pandemia de Covid-19.
Margarita Mora, de 54 años, dijo que asistió a la ceremonia porque admira la obra de Eusebio, nombre de pila del historiador y por el cual los cubanos lo llamaban incluso si no lo conocían personalmente.
Solía caminar por las callejuelas vestido de gris, con los vecinos acercándosele para presentarle un requerimiento –desde una silla de ruedas hasta una tubería– o supervisando la obra de un edificio.
Su cargo era el de Historiador de la Ciudad, pero era considerado una especie de alcalde, con manejo de presupuesto y poder de decisión sobre políticas urbanas, lo que le ganó el aprecio de miles de personas y la oposición de otras.
Hijo de familia humilde, autodidacta, Leal nació el 11 de septiembre de 1942 y aprovechó su carisma de intelectual y dotes empresariales para armar un esquema de negocios que sacara provecho del patrimonio para reinvertirlo en más rescates.
Miembro del Partido Comunista, el historiador hizo labores diplomáticas mostrando sus logros a las personalidades que visitaban la isla, desde los reyes de España hasta el ex presidente estadunidense Barack Obama.
Aunque apoyó la llegada de emprendedores que tomaron viejos edificios para convertirlos en bares y hostales o en espacios de moda, luchó para que los antiguos residentes no dejaran sus hogares.
En 2007 recibió el Premio Reina Sofía de Restauración y Conservación del Patrimonio Cultural, de España, uno de los más prestigiosos del mundo en la materia. Italia, Chile y Estados Unidos, entre otros, también reconocieron su labor.
Hoy sus cenizas serán inhumadas en el casco histórico de la ciudad en una ceremonia privada.