Afuera del Hospital Primero de Octubre del ISSSTE, en Lindavista, Claudia Pereira aguarda con esperanza que una cama sea desocupada para que su padre de 67 años, enfermo de Covid-19, pueda ser internado.
Por la tarde su hermana lo llevó al nosocomio, donde fue recibido inmediatamente; sin embargo, permanecieron en vilo en espera de que le confirmaran si había respiradores para internarlo, de lo contrario tendría que buscar otro lugar.
“Siento gran desesperación y tristeza porque no hay camas y mi papá puede morir; no sabemos qué hacer, a dónde vamos si los hospitales están saturados. A dónde nos dirigimos, con quién.
“No nos queda más que, como todo mundo, esperar algún milagro, vivir de la esperanza, queremos pasar otra Navidad con él”, dijo entre lágrimas.
Los franeleros de la zona ya saben que cada media hora llega una ambulancia, una persona enferma del coronavirus o una carroza fúnebre para recoger algún fallecido.
“Es el sexto muertito de Covid en el día que me toca llevar", revela un hombre que maneja una camioneta blanca habilitada como carroza.
Mientras espera para ingresar al Primero de Octubre, dice que la funeraria donde labora ya tiene más trabajo, e incluso relata que en el Hospital Magdalena de la Salinas, del IMSS es donde más ha recogido cuerpos de fallecidos por Covid.
A diferencia del Hospital Primero de Octubre, en el de La Raza las puertas de recepción de enfermos ya están cerradas, pues no hay cupo para atender a pacientes con la enfermedad.
En tanto, hospitales del sector salud del Gobierno de la Ciudad de México que reportan alta disponibilidad, como el de La Villa, aceptan a los enfermos siempre y cuando los médicos lo indiquen.
En ese lugar las personas ingresan a un apartado del hospital, exclusivo para la atención de coronavirus, donde los especialistas preguntan si ya confirmaron que padecen la enfermedad, de lo contrario todos son invitados a realizarse una prueba de detección gratuita.