El brutal efecto económico por el terremoto de la pandemia resultó ser muy “democrático”, porque pegó, y muy fuerte, hasta en el último rincón del planeta. Salvo China, no hay un país en el planeta que reporte cifras positivas, así sean modestas. En el caso de América Latina, las naciones “menos” afectadas por la sacudida son Paraguay y Guatemala, con caídas de 1.6 y 2.5 por ciento, en cada caso.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) divulgó ayer su Balance Preliminar de las Economías regionales, correspondiente a 2020, en el que da puntual cuenta del golpe en cada una de las 33 naciones incluidas en su análisis.
Así, con base en las estimaciones de la Cepal, en este rudísimo 2020, América Latina registraría un desplome de 7.7 por ciento en su producto interno bruto (la caída promedio para el Caribe es de 7.9 por ciento), lo que complicaría, aún más, el de por sí triste panorama económico regional observado en los pasados seis años, porque en ese periodo el descenso anual promedio habrá sido de 1.17 por ciento, justo en unas de las zonas más desiguales del planeta.
Si se analiza país por país y el efecto negativo se mide proporcionalmente, en una “escalera” de 20 peldaños (el número de naciones latinoamericanas consideradas por la Cepal) México se colocaría en el número cinco entre los más afectados”, con un desplome estimado de 9 por ciento (escalón que comparte Ecuador), sólo por debajo de Venezuela (-30 por ciento), Perú (-12.9), Panamá (-11), y Argentina (-10.5). Por lo que toca a el Caribe, la caídas más pronunciadas se observan en Guyana (-30.9 por ciento), Santa Lucía (-26.6), Antigua y Barbuda (-18.3), Barbados (-16) y Belice (-15-5).
Ese es el panorama, pero lo peor es lo expresado por la secretaria ejecutiva de la Cepal, la mexicana Alicia Bárcenas: “en un escenario positivo, la economía regional se recuperará a niveles previos a los de la pandemia apenas en 2024. Pero en caso de que el crecimiento se estanque en las tasas de los pasados seis años, dicha mejora no se registraría en la próxima década. Estamos ante un momento inédito en la humanidad y en nuestra región, que es la más golpeada, y por muchas razones. Porque acumulamos brechas estructurales históricas, un acceso fragmentado a los servicios de salud, a servicios de protección social”.
Por su lado, el citado informe subraya que “si se comparan diferentes indicadores sanitarios, económicos, sociales y de desigualdad, América Latina y el Caribe es la región más golpeada del mundo emergente. Las debilidades y brechas estructurales históricas de la región, su limitado espacio fiscal, la escasa cobertura y acceso a la protección social, la elevada informalidad laboral, la heterogeneidad productiva y la baja productividad son centrales para entender el alcance de los efectos de la pandemia en las economías de la región, sus dificultades para implementar políticas que mitiguen estos efectos y los desafíos a la hora de emprender una reactivación económica sostenible e inclusiva”.
Antes de la pandemia, detalla la Cepal, la región ya mostraba bajo crecimiento económico. Con el Covid-19, a éste se sumaron los choques externos negativos y la necesidad de implementar políticas de confinamiento, distanciamiento físico y cierre de actividades productivas, lo que hizo que la emergencia sanitaria se materializara en la peor crisis económica, social y productiva que ha vivido la región en los 120 años recientes, y en una caída de 7.7 por ciento del PIB regional. Esa contracción “ha venido acompañada de un aumento significativo de la tasa de desocupación, que se prevé en torno a 10.7 por ciento, una profunda caída de la participación laboral y un incremento considerable de la pobreza y la desigualdad”.
Las rebanadas del pastel
No cabe duda que Esteban Moctezuma es un hombre suertudo, pues de regalar bicicletas a nombre de Fundación Azteca (del mafiosi Ricardo Salinas Pliego) pasó a ocupar el escritorio de José Vasconcelos y ahora se mudará a Washington para ser el embajador mexicano ante el gobierno estadunidense. Lo bueno es que no tiene mínima experiencia diplomática.