Sin duda, una ley que pusiera orden en las actividades de los agentes extranjeros que realizan trabajos acordes con los acuerdos de cooperación que ha firmado nuestro país era necesaria; el periodo en que podían hacer prácticamente lo que se les pegaba la gana ha concluido. Claro, eso en medio del lagrimeo y berrinche panista.
Si bien es cierto que el caso Cienfuegos echó luz sobre los abusos que pueden cometer los agentes, principalmente de la DEA, la situación ya era insostenible, y aunque se dice que no son más de un centenar los que trabajan en nuestro país, el rango de poder que habían desplegado desde el gobierno panista, con Felipe Calderón principalmente, rebasó todos los límites del respeto por la soberanía mexicana.
Las cosas han cambiado y en Springfield, Virginia, sede de la DEA, se sabía. Echar un ojo a los números sustenta esa idea. En 10 años, de 2008 a 2018 (Calderón-Peña), el Congreso de Estados Unidos otorgó a la Iniciativa Mérida 2.9 mil millones de dólares, algo así como 5 mil 800 millones de pesos. Algunos de los estados del norte del país, en las manos políticas de Acción Nacional, fueron los primeros en recibir la millonada que se asignó a la lucha –en todos los campos– contra el narcotráfico.
Y es que hasta ahora los gobernadores y la DEA, y también los presidentes municipales, podían realizar pactos sin necesidad de informar lo que convenían a las autoridades federales, acción prohibida en el acuerdo que regula la estancia temporal de agentes de gobiernos extranjeros publicado el 3 de julio de 1992 en el Diario Oficial de la Federación.
Y bueno, según la Carta Acuerdo sobre la Iniciativa Mérida que se firmó el 3 de diciembre de 2008: “cualquier propiedad o fondos introducidos a México o adquiridos en México por el Gobierno de Estados Unidos de América (GEUA), o cualquier persona o entidad (incluyendo, pero sin limitarse a contratistas o concesionarios) financiados por el GEUA de conformidad con o en relación con esta carta, quedarán exentos de impuestos, cargos por servicios e inversión o requisitos de depósito y controles de divisa en México”, pero para consuelo, agrega: “en la medida permitida por la ley aplicable”.
Los acuerdos de ayer, hoy ya no sirven, las condiciones han cambiado y mucho. La soberanía que se archivó en algún estante panista ha sido desempolvada y eso no les gusta mucho en Washington, donde han mostrado alguna discrepancia sobre las acciones de México.
Pero además, aunque moleste, se requiere iniciar una buena investigación para saber dónde están los miles de millones de dólares que se invirtieron en la Iniciativa Mérida, que así, muy por encima, no parecen haber llegado ni a programas de capacitación, ni a artículos para el combate al narco a estados y municipios. Ojo con eso.
De pasadita
Se le puede considerar una iniciativa “señuelo”, esa tan peligrosa que hablaba de reformas al Banco de México y que descargó el chucho de Morena Ricardo Monreal, la cual se usó, además, para desactivar la oposición a otras reformas a diferentes leyes.
Aunque la idea no fue del chucho Monreal, la operó como él sabe, con el escándalo por delante para que sirviera de presión, aunque no tuviera futuro.
El Partido del Trabajo supo que esa era la entraña de tal cosa, pero se guardó sus comentarios, tal vez para no meterse en un lío que no tiene salida y que, como dijimos, no tendrá mañana, y eso lo veremos pronto. En lo que sí hay que tener cuidado es en el accionar de Monreal. Eso sí está grave.