Cerca de finalizar este annus horribilis, lo único que queda es la esperanza de que 2021 sea más bondadoso, o, si se prefiere, menos drástico que 2020, un año de permanente sacudida global en lo sanitario, lo económico y lo social, que ha implicado la muerte, hasta ahora, de más de un millón 600 mil personas, el desplome del ingreso y el empleo, el cierre de empresas y la saturación hospitalaria, aunque también permitió desnudar –por su hubiera dudas– el espeluznante grado de mercantilización de uno de los derechos humanos esenciales: el acceso a la salud.
Para el caso mexicano, con sus 115 mil fallecidos, el desplome del producto interno bruto y el avance de la pobreza laboral, se espera que en marzo de 2021 se recupere totalmente el nivel de empleo formal registrado en el IMSS antes de la pandemia y que, en el mismo tenor, la economía entre en franca recuperación a partir del primer trimestre de ese año, siempre con el objetivo de “tener un mayor crecimiento” (AMLO dixit).
Para 2021 las proyecciones económicas varían: la estimación de la Secretaría de Hacienda apunta a que “el valor real del PIB de México registre una expansión anual de entre 3.6 y 5.6 por ciento. Para efectos de las estimaciones de finanzas públicas, se utiliza un crecimiento puntual de 4.6 por ciento”. Sin embargo, los organismos financieros internacionales y los analistas domésticos creen que el aumento rondaría 3.6 por ciento. En cualquiera de los casos, controlar y, eventualmente, superar la pandemia será determinante.
Y no son pocos los pendientes, porque, como bien apunta el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), “la ‘desaparición’ de más de un millón de empresas reportadas por el Inegi durante los primeros seis meses de la pandemia debe ser un aspecto que se necesita ponderar con cuidado, porque dicha cifra superó el 20 por ciento de las empresas existentes antes de la recesión de 2020. Una consecuencia será la minusvalía en la capacidad de inversión y generación de empleo”.
Además, la caída de la inversión (20.2 por ciento, como promedio, hasta septiembre pasado) “está vinculada al cierre de empresas, pero también con el menor tamaño de las creadas: durante la pandemia abrieron 600 mil nuevas empresas, la mayoría micronegocios de perfil informal. El bajo nivel de salarios y prestaciones sociales asociados a la informalidad debe considerarse a la luz de los resultados publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía sobre consumo privado en el mercado interior: -12.3 por ciento en el año. Se acumulan 10 meses de retrocesos consecutivos y este indicador se ubica en el nivel de 2012”. Los micronegocios creados durante la pandemia, señala el IDIC, son unidades económicas de bajo valor agregado, negocios creados ante la emergencia económica por quien perdió su empleo y no encontró una nueva alternativa laboral. Representan una salida de emergencia que no les da acceso a la seguridad social y a un sistema de pensiones. La quiebra de las empresas tiene un mensaje adicional: México tendrá menor capacidad para generar empleo formal, porque hay menos empresas. “Además, estados como Quintana Roo, Campeche, Baja California Sur, Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila y la Ciudad de México, entre otros, perdieron más de 25 por ciento de su empleo y 20 por ciento de sus empresas, por lo que enfrentarán los desequilibrios más fuertes.
Ante tal panorama, “se requieren de nuevas estrategias de desarrollo que permitan fortalecer a los sectores con capacidad real para acelerar el crecimiento económico. Un programa de desarrollo industrial le daría la dirección adecuada, porque permitiría aprovechar las oportunidades del T-MEC al mismo tiempo que combatir los rezagos estructurales de infraestructura, energía, innovación, productividad y pobreza. El resultado sería bienestar social con sólidas bases productivas, un resultado que no se ha logrado alcanzar durante décadas”.
Las rebanadas del pastel
¿Quién fue el “genio” que dio cuerpo a la iniciativa de reforma a la Ley del Banco de México?, porque lo único que logró fue poner a tirios y troyanos en su contra.