El sector privado del país admitió que tiene deuda histórica con las mujeres en materia laboral, por lo que aún trabaja para cerrar la brecha de género que existe en las empresas, la cual se amplió con la pandemia.
Durante la presentación del estudio Igualdad de género en el sector privado. Una mirada a las empresas mexicanas, Carlos Salazar Lomelín, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), comentó que con la pandemia, las diferencias entre mujeres y hombres en las empresas no solo quedaron exhibidas, sino que se ampliaron.
Aseguró que muchas mujeres tuvieron que renunciar a sus puestos o reducir sus horas de trabajo para dedicarse a los cuidados familiares y a la educación de los hijos en un modelo educativo con resultados aún desconocidos.
El estudio hecho por ONU Mujeres refiere que datos del Banco Mundial señalan que a escala mundial podría llevar 150 años lograr la paridad de género en los ingresos y por esta brecha se están perdiendo 172 mil millones de dólares.
El estudio reitera que en el país sólo 7.5 por ciento de los integrantes de los consejo directivos de las empresas son mujeres.
Belén Sanz, representante de ONU Mujeres en México, destacó que la tasa de participación laboral en julio fue de 39.2 por ciento, es decir, la pandemia provocó una reducción de 5.8 por ciento respecto del mismo mes del año pasado.
La población ocupada en micronegocios pasó de 9.1 millones el año pasado a 6.4 por ciento en 2020.
El estudio analizó las respuestas de 44 empresas que utilizaron una herramienta empresarial de género. Entre las participantes se encuentran firmas mexicanas y filiales de multinacionales.
De acuerdo con el sector privado, su rol en la respuesta a la crisis es crucial para colocar a las mujeres en el centro de la respuesta para promover una mayor resiliencia y estabilidad en el largo plazo. “La igualdad de género constituye una oportunidad de acelerar la recuperación de las empresas”, dijo.
El estudio recomienda establecer procesos consultivos con el personal acerca de sus experiencias con el trabajo remoto para entender efectos diferenciados de la crisis y para diseñar estrategias de balance de vida personal y laboral.
Agregó que las empresas deben abogar por la igualdad de género en las relaciones y comunicaciones de la empresa; invertir en programas y proyectos de desarrollo a nivel comunitario que promuevan la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, así como en iniciativas que atiendan la profundización de las brechas de género como consecuencia de la crisis de Covid-19.