Madrid. La remuneración promedio de los migrantes es casi 13 por ciento menor a la que perciben los ciudadanos de los países de acogida con altos ingresos, según un nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
De manera particular, en Chipre, Italia y Austria, la brecha salarial por hora de trabajo es incluso mayor, con 42 por ciento, 30 por ciento y 25 por ciento, respectivamente. En Finlandia es de 11 por ciento, inferior al valor promedio, y en la Unión Europea en su conjunto es de casi 9 por ciento.
Del mismo modo, señala el documento, la brecha salarial de los migrantes ha aumentado en varios países de altos ingresos a lo largo de los últimos cinco años; en Italia, por ejemplo, la remuneración de los trabajadores migrantes es 30 por ciento menor que la que perciben los ciudadanos de dicho país, según datos recientes, frente a 27 por ciento que se registró en 2015.
En Portugal la OIT indica que la diferencia de remuneración es de 29 por ciento, frente a 25 por ciento registrado en 2015, y en Irlanda de 21 por ciento, respecto de un 19 por ciento hace cinco años.
Se agravan discriminación y exclusión en su contra
En todos los países los migrantes deben enfrentar problemas asociados a la discriminación y la exclusión, los cuales se han agravado a raíz de la pandemia de Covid-19, refiere el estudio. Además, señala que los migrantes en los países de altos ingresos son más susceptibles de tener un trabajo precario, pues 27 por ciento tienen contratos temporales y 15 por ciento empleo de tiempo parcial.
En concreto, indica, están representados de forma desproporcionada en el sector primario, en particular, en las esferas de la agricultura, la pesca y la silvicultura, y realizan más trabajos que los ciudadanos de los países de acogida en el sector secundario, por ejemplo en las esferas de la minería y la extracción de minerales, la producción, el suministro de electricidad, gas y agua, y la construcción.
“Los trabajadores migrantes deben hacer frente con frecuencia a una desigualdad de condiciones en el mercado laboral, sobre todo en materia de salarios, acceso al empleo y formación, condiciones de trabajo, seguridad social y derechos sindicales”, afirmó Michelle Leighton, directora del Servicio de Migraciones Laborales.
“Su función es primordial en muchas economías”
“Desempeñan una función primordial en muchas economías. No pueden considerarse ciudadanos de segunda clase”, ponderó.
El estudio destaca también que los migrantes con estudios superiores en los países de altos ingresos también tienen menos probabilidades de lograr un empleo en categorías profesionales elevadas.
Refiere que, en Estados Unidos y Finlandia, por ejemplo, pese a que la proporción de trabajadores migrantes con estudios secundarios es de 78 y 98 por ciento, respectivamente, la proporción de empleados migrantes en empleos de alta o mediana calificación es sólo de 35 y 50 por ciento.
En cuanto a los países de ingresos bajos y medianos la situación es opuesta, pues los trabajadores migrantes suelen ser expatriados temporales altamente calificados; por lo general, su remuneración por hora de trabajo es alrededor de 17.3 por ciento mayor a la que perciben los trabajadores no migrantes.
Finalmente, el informe destaca que las mujeres deben hacer frente a una doble penalización salarial, por su condición de migrantes y de mujer. En este sentido, se estima que la brecha salarial por hora de trabajo entre los ciudadanos hombres del país de acogida y las mujeres migrantes en los países de altos ingresos es de casi 21 por ciento.
Por otra parte, el estudio se centra en los planos sanitario y económico, en los que la pandemia ha repercutido más en los trabajadores migrantes que en el resto de la población activa.
Señala que al comenzar la crisis de Covid-19, millones de migrantes se vieron obligados a regresar a su hogar tras perder su empleo, debido a que el trabajo que realizan es menos factible de efectuarse a distancia que el de los no migrantes, y en muchos casos, se trata de empleados de primera línea que están más expuestos al virus.
“La crisis, cuyo alcance global aún ignoramos, podría acentuar las diferencias en el mercado laboral entre los migrantes y los ciudadanos de los países de acogida, lo que a su vez podría ampliar la brecha salarial de los sin papeles”, refiere el informe.