En los próximos días se conocerá el aumento al salario mínimo vigente en 2021, aunque ya circula la versión de que sería de 15 por ciento, muy por arriba de la inflación estimada para 2020. De ser esa la proporción, entonces a lo largo de la 4-T el alza acumulada en este renglón resultaría mayor a 50 por ciento en términos nominales respecto del mini ingreso vigente a diciembre de 2018.
De ser correcta la proyección de aumento citado (de 15 por ciento), para 2021 el salario mínimo llegaría a 141.70 pesos diarios, excepto en la zona fronteriza norte, donde alcanzaría 213.40 pesos por jornada laboral. Cuatro mil 251 y 6 mil 402 pesos al mes, respectivamente.
En breve, la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos hará el anunció oficial, pero aquí se resalta que una de las mejores decisiones del presidente López Obrador fue destituir a Basilio González, personaje salinista que estuvo 27 años al frente de esa institución, con la única finalidad de contener los salarios y ponerse de tapete al servicio de los patrones.
Sólo para dar una idea del deterioro del salario mínimo a lo largo del régimen neoliberal vale mencionar que de diciembre de 1982 (con Miguel de la Madrid) a noviembre de 2018 (con Enrique Peña Nieto) el salario mínimo “au-mentó” a un ritmo casi tres veces inferior a la inflación, lo que pulverizó el ingreso de millones de mexicanos y, paralelamente, representó pingües ganancias a los patrones (ellos le llaman “ahorro” y “productividad”).
Pero bueno, como son tiempos de definición y de propuestas, a la siempre ocurrente cabeza visible de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), Gustavo de Hoyos, se le prendió el foco y de ahí surgió su brillante idea: “aceptar la llamada del presidente Andrés Manuel López Obrador de aumentar el salario mínimo de los trabajadores mexicanos en 15 por ciento para 2021, pero para ello propuso un esquema en el que el gobierno debe aportar una parte. Sugirió que para el siguiente año el mini salario aumente 10 por ciento, sin ayuda del gobierno, en tanto que, con apoyo gubernamental, se puede incrementar hasta 15 por ciento. Lo que Coparmex establece es la implementación de una Aportación Gubernamental Extraordinaria por Covid de 6.42 pesos diarios por cada trabajador durante 2021, que realizaría el gobierno federal transfiriendo recursos a la nómina de los trabajadores” ( La Jornada, Braulio Carbajal).
Dice la CoparmeX: “se trata de que el gobierno se haga corresponsable de la nueva cultura salarial, y transfiera 195.28 pesos al mes a los trabajadores que ganen el salario mínimo general durante 2021. Es algo completamente realizable si las autoridades federales realmente quieren apoyarlos con mejores ingresos. Es momento de que el gobierno asuma su rol de principal agente económico y demuestre su compromiso con los trabajadores más vulnerables. Nosotros estamos listos para seguir con nuestro esfuerzo; esperamos una respuesta solidaria”.
¡Brillante! La emberrinchada cuan chantajista cúpula empresarial no logró que el gobierno federal se endeudara hasta la coronilla para que el Estado la “rescatara” de la crisis (cos-tumbre del régimen neoliberal), pero De Hoyos ahora pide que lo haga para cubrir una tercera parte del eventual aumento al salario mínimo.
Gran idea, pero el mercenario “dirigente” patronal debe redondearla: a cambio de su participación en la cobertura del incremento salarial, el gobierno tendrá derecho a quedarse con una tercera parte de las utilidades que obtengan las empresas privadas gracias al “apoyo” que recibirían de las arcas públicas. ¿Qué tal? Suena equilibrado.
La histérica cúpula empresarial de inmediato responde con un rotundo ¡No! cuando se menciona la posibilidad de que el “abominable” Estado intervenga en tal o cual sector económico, pero cuando se trata de su “rescate” en tiempos de crisis, entonces automáticamente dice: ¡Sí!, rapidito y de buen modo, y De Hoyos es un enfermo de este juego perverso.
Las rebanadas del pastel
Ahora sí, legal y formalmente, Donald se va mucho a la Trumpada.