Con motivo de la plandemia o pandemia con doble fondo que intenta salvar vidas mientras trastorna casi todo, excepto sectores clave como el farmacéutico, un nuevo vocablo ha aparecido: covidiota, que el sistema, hoy aparentemente tan preocupado por la salud de la población, se apresuró a definir como “persona que niega la pandemia del Covid-19 y viola o ignora las medidas de seguridad”. Sin embargo, el neologismo admite otra acepción: “persona que limita radicalmente su forma de vida por un miedo irracional a ser contagiada”. Así, en este caso la idiotez radica en descreer de todo o en creer todo.
Por su interés, transcribo otros conceptos de las jóvenes alumnas del Instituto Thomas Jefferson, campus Santa Mónica, ganadoras del concurso de ensayo con motivo de la mesa redonda en línea titulada Una nueva cultura ante las pérdidas. Valeria Machuca Vázquez: “Aferrarnos a la idea de permanecer nos hace infelices y nos tiene viviendo en una eterna angustia por el final. La muerte no es el olvido, sino lo cotidiano, ese dejarnos enajenar y no percibirse en el hoy por percibirse en un posible mañana; hay gente que a pesar de vivir muchos años siempre estuvo muerta en vida. Se dice que lo único que nos unifica es el hecho de que somos seres mortales, pero a pesar de ser algo que todos compartimos no lo vivimos igual, es algo inexplicable pero inevitable. La muerte es puntual, pero el sufrimiento es opcional”.
Andrea Borbolla Osuna: “Sócrates enseñó que no hay mayor ignorancia que temer a lo que no se conoce porque es suponer que sabemos lo que ignoramos.Si reconocemos que no sabemos qué es la muerte, no deberíamos temerle, pues temer a lo que no conocemos es precipitado e ignorante, y suponemos que la emoción correcta es el temor. Si decidimos por el temor frente a la muerte, aceptaremos la misma emoción ante la vida, que nos es igual de desconocida.”
Paulina Plácido: “Como seres humanos constantemente estamos sometidos a las pérdidas, y la muerte de nuestros seres queridos es la más difícil de manejar.Perdemos todos los días y algunas pérdidas son más difíciles que otras, pero es importante saber que siempre estamos expuestos al constante arrebato de lo que damos por seguro: costumbres, historia, deseos, vida. Para la existencia de la vida debe existir la muerte, a la que tenemos que entender, respetar y adoptar como parte de nuestro destino”. Sigan así, jóvenes, ¡pensando y riendo!