Chilpancingo, Gro., Habitantes de la comunidad nahua de Atliaca, municipio de Tixtla, producen maíz en Oxtotitlán (cueva de zorras). El cultivo de este grano básico no les genera ganancias, y si las hay son mínimas; sin embargo, es el principal alimento de los agricultores y sus familias a lo largo del año.
Al maíz hay que hacerlo salir de la tierra con enorme esfuerzo, como hace siglos. La tierra da para más, pero no hay tecnología: los lugareños sólo cuentan con arados tirados por caballos.
Los lugareños recolectan a mano las mazorcas y las depositan en cestos que cargan a la espalda, sujetados a la frente con mecapales, como hacían sus antepasados. Como no hay caminos para sacar el maíz, las bestias que primero tiran del arado también cargan los costales con el grano.
Gregorio, de 60 años, explicó que los campesinos, que son la mayoría de los hombres de la comunidad, apenas producen 24 almudes por hectárea (un almud es una medida antigua que aquí equivale a un costal de 50 kilogramos); es decir, 1.2 toneladas.
Para producir esos mil 200 kilos de maíz hay que invertir 2 mil 500 pesos y los acaparadores pagan la tonelada a 2 mil 600 pesos. El costo en el mercado nacional sobrepasa 3 mil 300 pesos. Por eso optan por destinarlo a la familia, pues dura hasta la siguiente cosecha.
En otras zonas la cosecha puede ser mejor y el excedente se lleva a los mercados, ya sea en la cabecera municipal o en Chilpancingo, la capital. Ahí se vende a mejor precio, pero se debe descontar la paga a los jornaleros que ayudan a cosechar (200 pesos diarios). Queda una ganancia de unos 500 pesos por tonelada.
Los pobladores de Atliaca también siembran frijol y calabaza y crían aves de corral. Con eso complementan su alimentación. Cuando pasa el tiempo de siembra y cosecha se trasladan a comunidades cercanas y se contratan de peones en alguna fábrica de ladrillos.
Otra opción es ir a la cabecera municipal de Tixtla y trabajar con algún albañil. El dinero obtenido servirá para surtir la despensa. Gregorio llamó al gobierno federal a que apoye a los agricultores para que mejoren su calidad de vida.
“Muchos de nuestros familiares, principalmente los jóvenes, emigran a Estados Unidos en busca de obtener recursos económicos y dignificar su vida. Las labores del campo sólo nos permiten no morir de hambre e ir sobrellevando las dificultades que se presentan”, comentó el sexagenario.