Ciudad de México. En la rama femenil la ecuación “a mayor inversión mejores resultados” opera cabalmente. El dominio de Tigrillas y Rayadas es pleno y se corresponde con la atención que esas directivas, inmersas en gran rivalidad, dan a sus plantillas. No se conforman con capturar a lo mejor de la Liga Mx, sino que han importado desde Estados Unidos y de Europa, al grado de tener futbolistas que han jugado Champions.

La brecha entre clubes ricos y pobres se ensancha profundamente y va en detrimento del espectáculo. Hay un mundo de distancia en entrenamientos, técnica, táctica y fortaleza física entre los permanentes aspirantes al título y los habituales coleros, que pagan sueldos miserables a sus jugadoras. Desde luego, nunca faltan las sorpresas, como ocurrió con las llamadas Gallitas de Carla Rossi.

En México no rige el sistema de dar preferencia a la hora de elegir refuerzos a los equipos más débiles para nivelar la competencia. Acá la voracidad de los poderosos es ilimitada y en esa ruta los cuadros regios han tomado amplia ventaja. Tigres contrató a jugadoras de la calidad de Bianca Sierra, Brenda Viramontes y Stephany Mayor, por citar a algunas. En tanto, Monterrey fue por Mónica Flores, Christina Burkenroad, Diana García y Yamile Franco, entre otras.

Ambos cuadros, protagonistas del clásico femenil más aguerrido de la Liga, tienen para permanecer largo rato en la cúspide de un torneo donde priva el hermetismo en cuanto a salarios, pero de vez en cuando detona con declaraciones como las que hizo Daniela Pulido, quien al salir de Chivas (siguiendo los pasos de María Sánchez y Nicole Pérez) reveló que ganaba 4 mil pesos al mes, ¡y era de las privilegiadas!, porque otras perciben 2 mil 500 pesos y “muchas compañeras de otros equipos pasan por lo mismo”, sostuvo.

Pachuca va a la zaga de las punteras regias y con la llegada al timón de Antonia Is todo indica que se mantiene en la apuesta de producir y vender, como hizo con la portera Alejandría Godínez, adquirida por Monterrey. Aparece el círculo virtuoso: los patrocinadores se acercan a los audaces y a los ganadores, y algunas empresas de productos para mujeres han hecho contratos precisamente con estos equipos: Tuzas, Rayadas y Tigrillas.

Pero una verdadera Liga Femenil profesional luce lejana, pues luego de tres años no llega a 15 por ciento el total de jugadoras que puede vivir de su deporte; en cambio, a diferencia de la rama varonil, es mucho más elevado el porcentaje de ellas con estudios universitarios y que son bilingües. Hay arquitectas, contadoras, nutriólogas, sicólogas… No todas aspiran a ser directoras técnicas, como Rossi, egresada de la Universidad de Guadalajara.

Las Rayadas están a unas horas de refrendar el título y convertirse en el primer equipo bicampeón, pero Tigres está empeñado en impedirlo y tiene todas las armas para lograrlo, incluso con otro mal arbitraje de por medio. En tanto, el nuevo titular de la Liga Mx, Mikel Arriola, ofrece no sólo impulsar el balompié de mujeres, sino aplicarse también en los números para dar transparencia y cifras reales.

En justicia, los Panzas Verdes de Ignacio Ambriz –sin público y sin estadio propio– estaban señalados a alzar el cetro. Han sido el mejor equipo de la Liga Mx en los últimos torneos. Lograron lo que pocos en el azaroso año 2020: mostrar consistencia y respeto a un estilo de juego en momentos en que los equipos más emblemáticos se desdibujaron y danzaron sin ton ni son entre los vaivenes de la pandemia.

Pumas fue el insospechado finalista y ganador por ese simple hecho. Equipo de prosapia, pero que había venido a menos en años recientes, cumplió un torneo espectacular de la mano de Andrés Lillini, quien durante un par de años escudriñó hasta el fondo las posibilidades de la cantera. Alfredo Talavera, desahuciado del Toluca, renovó brío con los auriazules.

En medio de la polémica y la intempestiva salida del técnico Dante Siboldi, La Máquina, al igual que América y Tigres, se encamina hacia los múltiples protocolos sanitarios para enfrentar en Estados Unidos a LAFC, Atlanta United y New York City, respectivamente en el marco de la Concachampions.

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