Autos de lujo blindados y escoltas estacionados afuera del bar Marte, en la avenida Palmas 810, alertaron a residentes de las Lomas de Chapultepec, quienes denunciaron un movimiento inusual en el estacionamiento de ese establecimiento, el cual fue clausurado el 5 de diciembre por expender bebidas alcoholicas después de las siete de la noche, contraviniendo las medidas sanitarias por el Covid-19.
“El viernes, como parte de los recorridos y operativos que realiza la alcaldía los fines de semana, fuimos temprano a corroborar que permanecían los sellos y vimos que no había nada irregular; sin embargo, a partir de las 11 de la noche nos comenzaron a llegar mensajes de vecinos de que había mucho movimiento en el estacionamiento del sótano”, señaló Gustavo García, director jurídico de la alcaldía de Miguel Hidalgo.
Explicó que en el sótano descubrieron una escalera secreta que conducía a una bodega, donde alrededor de 100 personas celebraban una reunión con música y bebidas alcohólicas, hacinados y donde no había ventilación ni salidas de emergencia y era una bodega habilitada como anexo.
“Los desalojamos de manera tranquila, no hubo incidentes, pero de haber ocurrido un accidente, incendio, una explosión o una riña el lugar habría sido una trampa de muerte”, añadió.
“Lo que llama la atención es que eran jóvenes de alto poder adquisitivo; varios traían escolta y uno pensaría que es población educada, informada, con preparación, pero pues no, ninguno traía cubrebocas. Éste es el tipo de lugares que, ahora se sabe, son súper propagadores del virus”, indicó.
Eran personas que rondaban entre 30 y 40 años de edad, agregó.
“Al principio no abrieron la puerta y apagaron las luces y la música, y se mantuvieron atrincherados, pero se oían voces y risas en el interior; 40 por ciento de los asistentes eran mujeres”, explicó.
Sólo un apercibimiento
Lamentablemente, el gerente y los meseros se escondieron entre los asistentes y abandonaron el local. Nadie se hizo responsable, al grado que tuvimos que ampliar los sellos del lugar, que ya estaba suspendido, a la bodega”, añadió García.
“Evaluamos remitirlos a todos al juzgado cívico, pero la Consejería Jurídica del gobierno de la ciudad nos ha pedido que sólo los remitamos cuando hay violencia”, indicó el funcionario.
Esa misma noche, en Calderón de la Barca número 72, en el bar Gin Gin, que supuestamente lleva cerrado varios meses, se presentó otro caso similar.