Las lenguas originarias están muriendo de “forma muy violenta y no estamos haciendo ni remotamente” lo necesario para evitarlo; “es insuficiente la creación de más premios de literatura indígena”.
El cambio necesita estar ligado a dar autonomía educativa a los pueblos y naciones que prexistimos al Estado mexicano”, sostuvo la lingüista mixe Yásnaya Elena A. Gil.
Durante la presentación de su libro Ää: manifiestos sobre la diversidad lingüística (Almadía y Bookmate) este sábado, la también investigadora y activista ayuujk se dijo esperanzada de que “desde la celebración de la diversidad podamos hacer una gran alianza con la población mayoritaria hablante monolingüe de español para que esto cambie”.
A. Gil recordó que hace una década estaba convencida de que “contagiar el entusiasmo por la diversidad lingüística, por la importancia de las lenguas, por cuestionar la violencia que hay detrás de su borramiento era suficiente para que pudiéramos frenar lo que está sucediendo como nunca antes”, pero que después se desesperó, pues ya no sabía “de qué manera gritarlo más y hacer que los cambios no sólo se den en el marco legal, como se ha hecho”.
Añadió que la conversación alrededor de su texto más reciente la hizo superar “un poco la desesperación y pensar que es posible tender alianzas que nos permitan hacer un cambio estructural necesario. Ya ni siquiera es cómo convencer al Estado mexicano de que tendría que tener un papel más importante en la preservación de las lenguas. No se le puede pedir ayuda a quien te está ahorcando. El principal violentador de los derechos lingüísticos es el Estado mexicano.
“Tenemos que replantearnos que casi todos los asuntos de lenguas indígenas están en el departamento de lengua y cultura. Mientras sigamos poniendo el tema de la lengua al lado de las manifestaciones artísticas, no estamos poniéndolo en la perspectiva adecuada.”
Sostuvo que se aferra a la esperanza de que “es posible crear resistencias y que en cinco siglos podamos seguir narrando el mundo en mixe”.
“Hay un combate entre idiomas”
En su intervención, el historiador Federico Navarrete, quien prologó el volumen, señaló que existe un combate entre idiomas. Uno tiene ejército y el apoyo de “la educación, la televisión y las academias. Las otras lenguas siguen existiendo en nuestro país gracias a las voces como las de Yásnaya, porque siguen funcionando en sus comunidades, siguen expresando mundos de vida que no se pueden traducir plenamente al español.
Mencionó que “el problema de la persecución contra las lenguas originarias es la persecución de las personas que las hablan”.
En cambio, A. Gil elabora una “defensa sin odio, sin confrontación; con inteligencia, tolerancia y con mucho cariño por ese español, el que los hispanoparlantes utilizamos para marginar, discriminar, para imponer, para segregar.
“El español funciona en su libro como lengua franca en el mejor sentido posible, como un punto común que podemos encontrar hablantes de muchos otros idiomas. Como un vehículo con el que nos podemos comunicar más allá de si hablamos mixe, inglés, ruso, zapoteco y los 68 sistemas lingüísticos que hay en México, con más de 350 lenguas diferentes.”
El escritor Juan Villoro sostuvo que “las lenguas indígenas pertenecen al presente, pero sobre todo a lo que puede ser el futuro. Debemos preguntarnos en qué idiomas habla el futuro.
“De esta pluralidad dependerá lo que podamos ser dignamente en el porvenir. El México por venir tendrá un futuro provechoso si atendemos a esta pluralidad, a la traducción, a la multiplicidad de las lenguas a las que tanto contribuye Yásnaya A. Gil.”