La ceremonia de entrega de los Premios Nobel se realizó, como es tradición, la noche del 10 de diciembre, en Estocolmo, Suecia. Sin embargo, debido a la pandemia de Covid-19, se desarrolló sin la asistencia de los aproximadamente 2 mil invitados a la rigurosa ceremonia, en la sala de conciertos más importante del país, y al posterior banquete, en el edificio del ayuntamiento. En los discursos predominó el llamado al trabajo conjunto, a la transformación personal y a valorar la ciencia para solucionar problemas globales.
“Los Premios Nobel demuestran la capacidad de la humanidad para encontrar soluciones a los difíciles desafíos que enfrentamos”, declaró Carl-Henrik Heldin, presidente de la Fundación Nobel al inicio el acto para rendir honor a los laureados de este año, que se transmitió por Internet desde el imponente edificio que hospeda al gobierno de la ciudad y suntuosos salones.
Este año, en que el mundo se enfrenta a los daños de la pandemia, “es importante destacar los esfuerzos científicos, literarios y humanitarios que nos inspiran, y dan esperanza para el futuro”.
Enfatizó que nos hemos visto forzados a recordar que las condiciones de nuestras vidas pueden cambiar rápida y drásticamente. Por tal razón, la necesidad de reconocer la importancia de la ciencia para resolver problemas. Los reyes de Suecia, Carl Gustav y Silvia, también emitieron un breve mensaje grabado en el Palacio Real.
Una gran guerra que destrozó al mundo en 1944 fue la razón para cancelar la ceremonia del Nobel, lo que no ocurría desde entonces. En 2020 los ganadores en las disciplinas de Física, Química, Medicina, Literatura y Economía sólo estuvieron presentes a través de los videos de las entregas de sus medallas de oro con la efigie de Alfred Nobel y sus diplomas en sus respectivos países de residencia.
“Louise Glück nos enseña que el momento de la renovación es también la llegada de las palabras”, fue parte del discurso que dedicó Anders Olsson, representante de la Academia Sueca, el único que ofreció su discurso en la lengua nórdica, a la ganadora del Nobel de Literatura.
Olsson agregó sobre la poeta estadunidense: “Su fuerza impulsora interior es un hambre espiritual y una reverencia excepcional por las posibilidades de la poesía”.
Los representantes de las academias Suecas para la Ciencia y la Literatura ofrecieron mensajes sobre cada disciplina galardonada y el trabajo que los hizo merecedores del reconocimiento más prestigioso.
Las cámaras y micrófonos en los espacios sustituyeron la rigurosa etiqueta en la singular ceremonia que se modificó por la pandemia de Covid-19 y que dio lugar a una transmisión de casi dos horas.
Los descubrimientos que nos protegen de la muerte causada por un virus, el de la hepatitis C, la poesía que con austera belleza vuelve universal la existencia individual, o los misterios de los agujeros negros del universo, fueron celebrados. También un método eficaz para modificar el ADN y nuevos formatos para las subastas que brindan suministros. Todos con la visión de Alfred Nobel de brindar el mayor beneficio para la humanidad.
La música del genio Wolfgang Amadeus Mozart abrió los interludios musicales. Un himno al amor de Edith Piaf, una suite de Maurice Ravel y la voz de soprano que recorrió el oscuro salón Azul, espacio que esta noche estaría lleno con el exquisito banquete y los brillos de la gala. Al final, fue la encomienda de David Bowie para ser héroes por un día la que cerró la ceremonia de los Nobel. La laureada en física Andrea Ghez es admiradora del músico británico, a quien suele escuchar en sus desvelos para observar el universo.
Durante la Semana del Nobel se publicaron videos con los discursos, así como una charla sobre sus materias de estudio. Unas horas antes se realizó en Oslo, Noruega, la ceremonia a distancia para rendir homenaje al premio de la Paz, el Programa Mundial de Alimentos de la Organización de Naciones Unidas.