A pesar de la enorme riqueza gastronómica que tiene México, “somos un país con uno de los niveles más altos de consumo de alimentos ultraprocesados, gran parte de éstos son comida chatarra”, que se relacionan no sólo con sobrepeso y obesidad, sino también con mortalidad, lamentó Alejandro Calvillo, de El Poder del Consumidor.
En el foro digital Al rescate de nuestra riqueza alimentaria frente a la invasión de la chatarra por nuestra identidad cultural, nuestra salud y la del planeta, indicó que además de las consecuencias en la salud por el alto consumo de productos ultraprocesados, también están los daños ambientales.
Los sistemas alimentarios que dan sustento a estos productos son grandes agroindustrias con enormes plantaciones “que acaban con la fertilidad de la Tierra, que tienen un uso intensivo de agroquímicos y de petróleo y son los terceros emisores más importantes de gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático”.
Yuriria Iturriaga de la Fuente, doctorante de la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales en Francia y pionera mundial del criterio internacional para hacer que la Unesco considerara las cocinas como patrimonio cultural, expuso que “los productos falsos están incrustados en la sociedad y en la mayoría de las personas hasta por debajo de la piel”, por lo que llamó a recuperar “el sentido de amor en el acto de preparar la comida” y recuperar los policultivos en el país.
Isaura García, coordinadora de educación de la Facultad de Filosofía y Letras de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, afirmó que “en 100 años hemos visto cómo se ha transformado la alimentación y los productos industrializados, en un afán de modernizar a la sociedad, han cambiado hábitos y patrones alimentarios”.