A la artista Fernanda Brunet (Ciudad de México, 1964) le complacería “pintar siempre el mismo cuadro”. Tal vez “por eso mis cuadros se parecen mucho”, expresa con motivo de Todo es mentira: Las estrellas nunca mueren, exposición de 20 obras, entre pintura, cerámica y gráfica, expuestas en la galería Archivo Colectivo. Esas obras, sin embargo, no se parecen porque cada una es una exploración nueva del color y las emociones que hace estallar sobre la tela.
Para Michel Blancsubé, curador de la muestra, Brunet pinta de manera compulsiva paisajes “espaciales coloridos en los que ex-plotan estrellas y asteroides en pleno silencio. El viaje intersideral al que nos invita gran parte de su producción pictórica es infinito o casi. Meteoritos en movimiento parados, explosiones policromáticas inmovilizadas y otros materiales cósmicos estáticos flotando en el éter alimentan el dinamismo pictórico que orquesta la artista desde hace años”.
A Brunet le llama la atención el color, más que una imagen que cuente sólo una historia. Juega con los colores para lograr que la pieza se equilibre. “Dependiendo de la gama de colores, o como los pongo uno junto al otro, transmiten emociones diferentes. Resuelvo muchas de mis emociones o dudas con la pintura. Es como preguntarle y te responde, le vuelves a preguntar y te contesta de nuevo. Siento que eso de alguna manera pasa también en el espectador”.
La exposición comprende el díptico Fashoom! (2018) y la serigrafía Zrrrashhh!! (2019), a manera de “revisión”, así como la llamada “producción pandemia”. Para las obras más tempranas Brunet se basó en series anteriores “supercatárticas”; era un momento difícil en su vida, entonces sorteaba muchas emociones al mismo tiempo. Por un lado, estaba contenta y, por el otro, espantada y enojada. De alguna manera tenía que sacar todo esto y resolverlo en el lienzo”.
De las series anteriores Brunet recupera elementos que aún trabaja. En una, por ejemplo, revisó la imagen de la mujer ante la sociedad. En otra, realizada en tonos rosas, sigue apareciendo “tal vez porque con lo que investigué no pude resolver del todo, o a veces el resultado que obtuve en las anteriores me gustó y lo propongo adrede en las nuevas”.
“Catártica” es un término que le queda bien a la obra de Brunet: “De repente trato de aplicar colores que según yo no se llevan para nada y, como con todo lo demás, lograr que sí funcionen juntos. Lograr que se equilibren, que no brinque un color más que otro, o que brinque pero también el de allá. He visto que el color influye mucho en el espacio emocional y el espacio físico que esté”. Disfruta el reto de hacer “funcionar” los colores: “Digo, ahora que funcionen los fosforescentes. Me cuesta trabajo pero es parte del chiste”.
Para la serie “producción pandemia” retomó la de las mujeres que trabajó con círculos de muchos tamaños. De acuerdo con la artista, los círculos hacían referencia a los aros que utilizan las mujeres para bordar, con el objeto de homenajear el trabajo artesanal que sentía no era valorado. Ahora, el círculo es un espacio para “espiar, ya sea tu interior u otros universos. Lo rosa hacía referencia a la carne adentro, las entrañas, y la carne afuera”.
Brunet pinta sus cuadros de gran formato en horizontal, sobre unos burros, hecho que le da una textura distinta en la pintura: “Son como muy planas; me encanta que quede lisa. Da una sensación más orgánica”.
La exposición Todo es mentira: Las estrellas..., de Fernanda Brunet, se exhibe hasta el 31 de enero de 2021 en la galería Archivo Colectivo, Constituyentes 143, San Miguel Chapultepec.