El libro El derecho laboral en el cine retoma personajes y situaciones de conocidas películas para divulgar los derechos relacionados con el trabajo, relata en entrevista Ricardo Guzmán Wolffer, coordinador de la edición que compila una serie de ensayos sobre la pantalla grande y la materia jurídica.
Un personaje desempleado y sin hogar que lucha desesperado por encontrar sustento es encarnado por Will Smith en la cinta En busca de la felicidad (2006), “muestra cómo en el país más poderoso del mundo conseguir una chamba es un martirio”. Es uno de los ejemplos en los que abundan 15 autores en los ensayos publicados por el sello L.D. Books. El público ha visto las historias en la pantalla, pero pocas veces se detiene a pensar en las implicaciones sobre el trabajo de los personajes y “evidenciar los derechos laborales que se pueden desprender”.
Otros ejemplos son la película romántica Amor sin escalas (2009), protagonizada por George Clooney, quien viaja de un punto a otro del país con la encomienda de despedir a empleados de grandes corporaciones, o Roma (2018), dirigida por Alfonso Cuáron, que hace reflexionar sobre los derechos de las trabajadoras domésticas, gracias al papel de Yalitza Aparicio. Incluso, se retoma a Cantinflas y al llamado cine mirreyes y godínez.
Recién publicado, y ya en librerías, “es muy útil en tiempos de pandemia, cuando hay un desempleo brutal. De pronto tener trabajo resulta un privilegio, aunque sea mal pagado. México enfrenta tasas de desempleo altísimas”.
Los Power Rangers, los héroes de la serie de televisión que se emite desde 1993, ayudan a ver aspectos de lo que la Organización para las Naciones Unidas llama el trabajo decente. Es muy didáctico decir que los enfundados en trajes protectores identificados por colores no tienen horarios y nunca los capacitan, pero al final aborda el aspecto liberador del trabajo.
El libro puede ser más disfrutable para quien no es cercano a los temas jurídicos, opina el abogado y colaborador de La Jornada.
“Es muy raro que la cuestión laboral esté aislada, siempre se cruzan otros temas, como es la discriminación o el acoso a las mujeres, y de pronto parece que los trabajadores son los explotados por un sistema capitalista devorador, pero resulta que en muchos casos los trabajadores son los verdaderos depredadores”, sostiene.
Guzman Wolffer, quien ha conjugado su empleo como juez con la autoría de libros de cuento, colaboró con un texto sobre la película Fuerte apache, de principios de los años 80, protagonizada por Paul Newman como policía. Es una referencia a John Wayne, donde el único lugar seguro de todo el oeste es el fuerte donde están los militares. En este caso, sucede en el Bronx, en Nueva York, donde el único lugar medianamente seguro es la comisaría de policía. Se enfrenta al dilema de denunciar un crimen. “Es el aspecto personal de un hombre entregado a su trabajo y comprometido con el sentido de lo que significa ser policía. ¿Está obligado a denunciar al corrupto? Laboralmente, no; éticamente, sí”.
También reflexiona sobre los derechos de los artistas. “En términos de los trabajadores del espectáculo, del cine, el teatro u otras formas artísticas, tienen dos opciones: forman un conglomerado y van por su cuenta. En el primer caso, tienen aspectos de previsión social y fondos de ayuda. Pienso en la Casa del actor, donde famosos de la época del cine mexicano terminaron en condiciones precarias, pero con un lugar donde ser atendidos y tengan acceso a lo básico”.
En este sentido, se ha incluido un ensayo alrededor de El modelo de Pickman, que es un corto sobre un cuento de H.P. Lovecraft y los derechos de los propios actores, quienes se enfrentan a lo que se realiza por computadora.