París. Muerto hace 41 mil años, un niño neandertal fue enterrado por los suyos en el importante yacimiento prehistórico de La Ferrassie, en el suroeste de Francia, según reveló el miércoles un estudio que refuerza la tesis de la práctica de inhumaciones anteriores al Homo sapiens.
A pesar de que se han descubierto decenas de esqueletos de mujeres y hombres neandertales en Europa y Asia con signos claros de haber sido enterrados, los arqueólogos mantienen cierto escepticismo en cuanto a esta práctica.
Además, entra en contradicción con la imagen primitiva que arrastran los neandertales desde hace tiempo.
Este nuevo estudio, publicado en la revista Scientific Reports, a cargo de un equipo internacional pluridisciplinario, podría resolver definitivamente esa interrogante.
“¡Es una historia de buscador de tesoros!”, contó el paleontólogo Antoine Balzeau, del Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia, que codirige el estudio con Asier Gómez Olivencia, de la Universidad del País Vasco, España.
Hace poco, en las colecciones del Museo del Hombre de París, donde trabaja, Balzeau encontró una caja con los restos óseos de este niño de dos años, extraídos en 1973 de un refugio rocoso de La Ferrassie.
El esqueleto había sido identificado ya en los años 1970, pero no se estudió su contexto geológico. La caja donde se hallaban sus restos contenía también el misterioso diente de un adulto, sin ninguna descripción, pero con un número.
Con esta pista, el investigador se dirigió al Museo Nacional de Arqueología de Saint-Germain en Laye (oeste de París) donde se almacenan los restos de las antiguas excavaciones.
“Había decenas de cuadernos, cajas, informes… Abrí el primero y al cabo de un minuto, encontré la descripción del diente y su origen exacto.”
Su equipo revisó entonces todo el material que se había recogido de la cuadrícula de excavación donde se encontró el cuerpo del niño y el diente y sacaron a la luz 47 nuevos restos humanos que no habían sido identificados.
Para entender mejor lo que tenían entre manos, los científicos regresaron a La Ferrassie. La capa de sedimentos donde descubrieron al niño tenía 60 mil años y el cuerpo, 41 mil, “lo que demuestra que cavaron para depositarlo allí y lo cubrieron a continuación”, apunta Antoine Balzeau.
Hipótesis plausibles
Al haber encontrado siete cuerpos diferentes, las hipótesis de un entierro en La Ferrassie eran plausibles, pero “no pasaban de meras especulaciones, a falta de un análisis geológico que demostrara que lo que allí era una sepultura”, explicó.
Gracias a un conjunto de técnicas modernas se ha podido demostrar “por primera vez de forma clara que estamos ante un enterramiento”, añadió.
“Muchos arqueólogos se oponen aún hoy día a la idea de que los neandertales enterraban a sus muertos, porque no teníamos la capacidad de demostrarlo. Sin embargo, también porque hay un juicio de valor con el Homo sapiens”, que cohabitó con los neandertales, indicó.
“Pensamos que el Homo sapiens era superior al neandertal y, a partir de este prejuicio, estudiamos la historia, cuando lo que hay que hacer es empezar por los datos arqueológicos”, prosiguió.
Se ha demostrado cómo los neandertales, que vivieron entre 400 mil y 40 mil años antes de nuestra era, formaban una especie compleja con prácticas modernas como la ornamentación de los cuerpos y la fabricación de herramientas muy elaboradas.