Nueva York. Estados Unidos mantuvo, y por mucho, el primer lugar mundial en contagios de Covid-19 (superando 15 millones) y muertes (285 mil), ante lo cual su presidente saliente se autoelogió por su manejo de todo e insistió en que ganó los comicios, mientras el mandatario electo advirtió que aunque el corto plazo es sombrío para el país, esto mejorará con el uso de cubrebocas y la aplicación de 100 millones de vacunas durante sus primeros 100 días en la Casa Blanca.
Dos actos casi simultáneos supuestamente dedicados al combate a la peor crisis de salud pública en un siglo ofrecieron escenas contratantes. Por un lado, el presidente Donald Trump entró como héroe, sin cubrebocas, a su “cumbre sobre vacunas”, show celebrado en un auditorio cerca de la Casa Blanca en el cual el único objetivo fue darse el crédito por el desarrollo veloz de una vacuna.
En Wilmington, Delaware, el presidente electo, Joe Biden, presentó su plan inmediato para enfrentar la devastación del país por la pandemia y presentó de manera formal al equipo que se encargará del sector salud durante su gestión en la Casa Blanca. Ahí enfatizó que “para afroestadunidenses, latinos e indígenas estadunidenses –quienes tienen una probabilidad casi tres veces mayor de morir– el Covid-19 es un evento de bajas masivas”. Agregó que hasta ahora, uno de cada 22 habitantes del país ha sido contagiado.
Biden prometió que se aplicarán por lo menos 100 millones de vacunas en los primeros 100 días de su gestión e instó a los habitantes del país a usar cubrebocas durante ese centenar de días (algo que, dijo, será obligatorio en edificios federales y en el transporte ínterestatal), afirmando que el uso de cubrebocas “no es una declaración política, es un acto patriótico”. Además, anunció que otro de sus objetivos es lograr la reapertura de escuelas a nivel nacional en ese periodo.
“Mis primeros 100 días no pondrán fin al virus Covid-19, no les puedo prometer eso… Estoy absolutamente convencido de que podremos cambiar curso”, afirmó.
Presentó de manera formal a seis integrantes del equipo encargado de promover sus políticas de salud –algunos estaban presentes, otros aparecieron en video–, incluidos el mexicanoestadunidense Xavier Becerra, ex diputado federal y ahora procurador general de California, nominado para secretario de Salud y Servicios Humanos, y el doctor Anthony Fauci, tal vez ahora la figura científica más famosa desde que estalló la pandemia, quien permanecerá como director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Contagiosas y será designado principal asesor médico del próximo presidente.
Más tarde, Biden confirmó que nominará para próximo secretario de Defensa al general retirado Lloyd Austin, quien además de su larga y destacada carrera militar de 40 años será, si es ratificado, el primer afroestadunidense en ocupar ese cargo. “El general Austin comparte mi profunda creencia de que nuestra nación es más fuerte cuando nos guiamos no sólo por el ejemplo de nuestro poder, sino por el poder de nuestro ejemplo”, declaró Biden.
Trump, quien insiste en que está luchando por “la democracia”, o sea, su deseo de mantenerse en el poder por otros cuatro años aun mediante lo que algunos califican de autogolpe, reiteró, en su acto sobre las vacunas, que la elección le fue “robada”.
Pero sus abogados han tenido más éxito hasta ahora en infectarse y seguramente contagiar a otros de Covid-19, que en la batalla legal para revertir o anular los resultados. Su abogado principal encargado de esa hazaña, Rudy Giuliani, está hospitalizado después de dar positivo el fin de semana. Su diagnóstico de inmediato tuvo el efecto de clausurar toda la legislatura del estado de Arizona por una semana, ya que había estado ahí, sin cubrebocas, intentando convencer a los legisladores de anular el resultado en ese estado y no se sabe a cuántos contagió.
Más contagios en el equipo del magnate
Y ayer se confirmó que su colega en el equipo de abogados de Trump, Jenna Ellis, resultó positiva. Con ella, suman más de 40 integrantes del gobierno y de la campaña de Trump los que se han contagiado desde finales de septiembre.
Pero ayer la aventura de Trump para subvertir la elección sufrió otra derrota, esta vez por la Suprema Corte de Estados Unidos que rechazó, sin comentario, una petición de su campaña para anular 2.5 millones de votos enviados por correo en el estado clave de Pensilvania.
Pocas horas después, la Suprema Corte de Arizona rechazó otra demanda republicana contra la elección, van más de 30 derrotas del equipo de abogados de la campaña de Trump en tribunales estatales y federales.
En la maniobra legal tal vez más extraña hasta ahora, el procurador general de Texas, Ken Paxton, feroz aliado del presidente, interpuso una demanda ante la Suprema Corte federal contra cuatro estados claves argumentando que “irregularidades inconstitucionales” habían robado ahí la elección de Trump. Solicita que legislaturas estatales controladas por republicanos, principalmente, anulen los votos de los ciudadanos para “salvar” la democracia, pero este campeón de la democracia, se reporta, está bajo investigación de autoridades federales por soborno y corrupción.
Ayer 8 de diciembre, según marca la ley federal, todas las disputas electorales de cada estado deberían estar resueltas para proceder al próximo paso formal del proceso, el voto del Colegio Electoral, el día 14. Pero en un mensaje firmado por Giuliani, la campaña de Trump aseguró que tiene la intención de batallar contra los resultados hasta cuando el Congreso federal certifique el voto del Colegio Electoral, el 6 de enero.
El traslado del Poder Ejecutivo es el 20 de enero. Hasta entonces prevalece la preocupación por mayor violencia por activistas fieles de Trump, ya que se siguen reportando incidentes de intimidación, incluso con personas armadas, contra oficiales electorales y funcionarios estatales en Georgia, Michigan y Wisconsin, entre otros estados claves que han certificado el resultado a favor de Biden. Ahora la presidenta del Partido Republicano de Arizona, quien ha rechazado el triunfo del demócrata, está enviando mensajes por redes sociales preguntado a sus seguidores si están dispuestos a dar la vida por “esta lucha”, incluido un segmento de la película Rambo con la cita: “Vivir para nada, o morir por algo”.
El muro
Desde que Trump propuso el muro fronterizo en su primera campaña electoral en 2016, repetía que México pagaría por su construcción. Pero ahora es posible que el gobierno estadunidense haya pagado a México –bueno, a unos mexicanos– por ayudar con su muro.
Según dos denunciantes, contratistas que están construyendo parte del muro infiltraron de manera ilegal guardias armados mexicanos al lado estadunidense para vigilar sitios de la construcción, reportó el New York Times. La denuncia fue presentada por un ex alguacil en el condado de San Diego y un ex agente de la FBI que estaban ofreciendo servicios de seguridad a empresas constructoras del muro.