Londres. El gobierno británico anunció ayer que llegó a un acuerdo con la Unión Europea (UE) sobre el comercio pos-Brexit en Irlanda del Norte, que le permite modificar su controvertido proyecto de ley a cambio de promesas del bloque para reducir al mínimo los controles que se impondrán a los alimentos y medicamentos que ingresen a Irlanda desde Gran Bretaña a partir del 1° de enero.
Londres removerá cláusulas de un proyecto de ley sobre Irlanda e Irlanda del Norte tras alcanzar un compromiso con el bloque. Michael Gove, uno de los miembros del gabinete más cercanos al premier británico, Boris Johnson, anunció “un principio de acuerdo en todas las materias”.
Momentos antes, Johnson había advertido sobre la posibilidad de no alcanzar un acuerdo, mientras Michel Barnier, negociador del bloque, insistía en que la UE “no sacrificará jamás” su futuro haciendo excesivas concesiones para llegar a un arreglo.
Una de las preocupaciones principales de la UE y de la comunidad internacional en general era que la violación del protocolo norirlandés que regulará las revisiones aduanales para las mercancías que entren a Irlanda del Norte desde Gran Bretaña pusiera en peligro el Acuerdo del Viernes Santo, que en 1998 puso fin al largo conflicto armado en ese territorio controlado por Reino Unido. Aquellas cláusulas habrían violado la ley internacional.
Según el diario The Independent, esta concesión de Londres fue interpretada por la Comisión Europea como un gesto de buena voluntad, pero aún no hay acuerdo sobre los temas de libre comercio.
Los líderes de Gran Bretaña y la UE se reunirán en las próximas 24 horas para dar un impulso final a un acuerdo pos-Brexit; advirtieron que se disipa la posibilidad de un acuerdo comercial para fin de año.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, tuiteó: “me complacerá dar la bienvenida al primer ministro del Reino Unido @BorisJohnson mañana (este miércoles) por la noche. Proseguiremos nuestra discusión sobre la sociedad”, lo cual confirmó el premier.
Quedan sólo tres semanas para una ruptura económica que afectará a empresas a ambos lados del canal de la Mancha.
Johnson admitió que “la situación es muy difícil, pero no se pierde la esperanza”.
El secretario de Estado para Europa, Michael Roth, y presidente en turno de la UE, manifestó: “lo que necesitamos de Londres es voluntad política; déjenme que sea muy claro, nuestra relación futura se basa en la confianza y es precisamente eso lo que está en juego.
“Queremos llegar a un acuerdo, pero no a cualquier precio”, sostuvo Roth antes de presidir una videoconferencia con sus homólogos de la UE.
En tanto, Barnier se reunió con su contraparte británico, David Frost, en Bruselas para hacer un balance de lo actuado y “preparar los próximos pasos”.
Gran Bretaña salió de los organismos políticos de la UE el 31 de enero, pero seguirá dentro del mercado único y la unión aduanera hasta el 31 de diciembre. Alcanzar un acuerdo antes de fin de año garantizaría que no se impongan aranceles ni cuotas comerciales sobre los productos exportados o importados en ambos lados, aunque la economía británica se vería más afectada porque casi la mitad de sus relaciones comerciales son con la UE.