Al celebrar el 30 aniversario del IFE-INE, ex consejeros electorales y académicos señalaron ayer que el organismo enfrenta la declarada desconfianza del presidente Andrés Manuel López Obrador, lo que se ha visto reflejado en la reducción de su presupuesto, aunque también estimaron que el instituto debe hacer ajustes en su funcionamiento. Por ejemplo, tendría que revisar el impacto que en su imagen pública tienen las altas percepciones de sus funcionarios.
En un seminario iniciado ayer y que concluirá el próximo jueves, se reflexionó sobre los temas que quedaron pendientes en la transición a la democracia; entre ellos, la revisión de reglas para garantizar el control del poder y que no se ha logrado orientar el modelo económico para proteger a la población más vulnerable.
José Woldenberg, ex consejero presidente del Instituto Federal Electoral (IFE), reconoció que el gran déficit de la transición es que se dio la espalda a la función social y que se ha ampliado la desigualdad y la pobreza. El malestar que ello ha causado en la sociedad encontró un cauce en la candidatura presidencial de López Obrador
Sin embargo, el desencanto se puede profundizar por la falta de medidas para enfrentar los efectos sanitarios y económicos de la pandemia de Covid19, advirtió.
Jaime Cárdenas, también ex consejero, resaltó que en 20 años se avanzó en el fortalecimiento del sistema electoral, pero no lo suficiente en el tema de las reglas para el ejercicio del poder.
Se han concentrado funciones en el Congreso de la Unión en demerito de los congresos locales y los estados; no se desmontaron las relaciones entre los poderes facticos y el formal, y no se ha logrado orientar el modelo económico a favor de los sectores más desvalidos de la sociedad, expresó.
Rosa Albina Garavito, ex senadora por el PRD, dijo que el fortalecimiento del autoritarismo presidencial y su rechazo a los contrapesos fue lo que parió el movimiento democrático que se gestó en los años 70 y 80. La fantasía era que bastaba con ganar la Presidencia y todo iba a cambiar, pero la transformación no depende de una persona o de un partido, sino de la población.