La secretaria de Cultura federal, Alejandra Frausto Guerrero, respondió ayer a la comunidad cultural que desde la semana pasada exige su renuncia a raíz del chatgate, con una disculpa pública por el nombre de aquel grupo de WhatsApp (“Desactivación colectivos”).
También mencionó que se despidió a dos funcionarios menores (de los que no dio nombres) y anunció la creación de otro “grupo de diálogo y construcción”, integrado por la subsecretaria de Desarrollo Cultural, Marina Núñez Bespalova; el director y productor de cine Juan Carlos Bonet; el coordinador nacional de Desarrollo Infantil Alas y Raíces, de la Secretaría de Cultura (SC), Jesús Antonio Frino Rodríguez; el director del Centro de Producción de Programas Informativos y Especiales (Cepropie) del gobierno federal, Erwin Neumaier de Hoyos, y la secretaria técnica de la oficina de la SC, Katia Vanessa López.
En rueda de prensa vía Zoom, la funcionaria calificó de “error”, “omisión” y “desafortunado suceso” lo ocurrido hace unos días cuando en plena reunión con representantes de 11 colectivos artísticos se observó en pantalla la conversación privada que mantenían servidores públicos de esa dependencia, entre ellos Esther Hernández, directora de Vinculación Cultural; Pablo Raphael, director de Promoción y Festivales; Ángeles Castro, directora del Centro Nacional de Artes, y Paula Vázquez, asesora jurídica de la subsecretaría de Desarrollo Cultural.
En las capturas de pantalla del chat “Desactivación colectivos” se lee a Vázquez decir: “No. No vamos a seguir negociando nada”, a lo que Pablo Raphael responde: “Ya me desconocieron como interlocutor”, seguido del emoji de guiño.
De esos cuatro funcionarios de alto rango que presidían el encuentro y que integraban el chat, sólo Hernandez se disculpó, de manera informal y a través de su cuenta de Twitter, el viernes pasado.
“Es muy fácil destruir con un pantallazo”, señaló Frausto en su encuentro con la prensa este lunes, en el cual cayó en contradicciones al asegurar primero que, como mencionó en su comunicado de prensa del martes primero de diciembre, “no tenía conocimiento de que existía ese grupo con ese nombre”.
Pero luego, ante la insistencia de la prensa por aclarar detalles del suceso, rectificó y aseguró que “por supuesto que tenía conocimiento de que las personas que estaban en ese grupo de trabajo estaban avanzando con los colectivos y otros grupos alrededor del país. No conocía el nombre de ese chat, por lo cual recibieron un apercibimiento de mi parte”.
También salió en defensa de sus colaboradores: “Son funcionarios que han dialogado y puesto su esfuerzo y ética profesional al servicio de esta comunidad. Fue un error haber tenido esta omisión en el nombre (del chat) que no correspondía al tipo de acciones que se estaban haciendo, así se asume, y por eso doy la cara.
“El contenido de ese chat o de lo que se trataba, es el informe que los funcionarios me daban de todos los avances a los que se llegaron, de los acuerdos que se habían logrado en distintas mesas. Por ejemplo, más de 70 por ciento ya se habían llevado a cabo, de 47 compromisos acordados con estos representantes. Para nosotros es importante reconocer un error y ofrecer una disculpa, pero también hacer una invitación para continuar el diálogo.”
La secretaria de Cultura federal reiteró que el grupo de WhatsApp “Desactivación Colectivos”, salvo por el nombre, “era totalmente operativo entre un equipo que está en este trabajo cotidiano de atender. Lo importante son las posibilidades que hay de construir de la mano de todos. Independientemente de ese desafortunado suceso, la política cultural continúa y estamos aquí para ello”.
Más tarde, en un comunicado de prensa, la SC aseguró que el caso de las dos personas que crearon el chat y que fueron cesadas de sus cargos “fue presentado ante el Comité de Ética” de la dependencia, sin informar si se realizará una investigación o habrá otras sanciones a más personas.
Frausto señaló en repetidas ocasiones que se vive un año complicado, días difíciles, una época muy dura en el que “a veces no se puede lograr todo porque tenemos recursos limitados”.
Como al principio de su gestión, hace dos años, luego de los primeros tropiezos, de nuevo la funcionaria se comprometió “a fortalecer su comunicación” con la prensa y, de nuevo, prometió reuniones periódicas con los medios, “cada 10 días, lo vamos a hacer desde Tlaxcala”, ya no cada mes como prometió en 2019, sin que ello se realizara.