Las 160 camas con ventilador que tiene el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) lo convirtieron en el hospital de terapia intensiva más grande del país para enfermos críticos de Covid-19. En las semanas recientes todas han estado ocupadas y debido al repunte de la pandemia, las autoridades buscan incrementar la capacidad de atención.
Muy pocos hospitales en el mundo pueden recibir esa cantidad de enfermos graves al mismo tiempo, afirmó Jorge Salas Hernández, director del nosocomio, y advirtió que sin el trabajo invaluable del personal médico, de enfermería, técnicos y de apoyo, sería imposible que el instituto se mantuviera como el principal centro nacional de referencia para este y otros padecimientos respiratorios complejos en personas sin acceso a la seguridad social.
Además de la oferta hospitalaria, el trabajo del INER se refleja en los números: desde el inicio de la pandemia más de mil 650 personas han sido atendidas, incluidos los que actualmente se encuentran internados. Todas ingresaron con falla respiratoria grave y necesidad inmediata de oxígeno o apoyo ventilatorio urgente.
Han dado de alta a 915 pacientes
De acuerdo con la experiencia internacional, en esas condiciones la probabilidad de morir a causa de Covid-19 es de más de 80 por ciento. En el INER se ha dado de alta a más de 915 pacientes, mientras 511 fallecieron. La mortalidad es de 35 por ciento. No hay que olvidar, dice el doctor Salas, que Covid-19 es una enfermedad nueva para la cual no existe todavía un tratamiento específico que la controle y cure.
Aún así, los médicos ponen todo su esfuerzo para ayudar a los afectados a salir adelante.
La constante en el INER ha sido una ocupación de ciento por ciento de sus camas. Al principio de la pandemia tuvo 120 espacios, pero conforme aumentó la transmisión del virus SARS-CoV-2 se reconvirtieron algunos más.
En entrevista, Salas Hernández comenta que fue necesario contratar a más de mil trabajadores: médicos, personal de enfermería, técnicos de laboratorio, de rayos X y terapia respiratoria, entre otros.
Significó un crecimiento de 50 por ciento en la plantilla de personal, que pasó de 2 mil 100 a 3 mil 200 y, aún así, el trabajo ha sido intenso durante los más de nueve meses que lleva la pandemia.
En este hospital se confirmó el primer caso de coronavirus (27 de febrero); también se registró el primer fallecimiento (18 de marzo) y es el lugar con la mayor demanda de servicios. Aunque es un hospital de alta especialidad, donde los pacientes deberían ser referidos del segundo nivel de atención, la mayoría llega directamente. La institución goza de un amplio reconocimiento que, con la pandemia, se ha acrecentado y tiene la experiencia.
El director, especialista en neumología, comenta que la capacidad de atención puede crecer, como parte de la estrategia que plantea concentrar en el INER a la mayor cantidad de enfermos de Covid-19.
Se busca que los otros hospitales federales e institutos de salud que también han recibido enfermos de coronavirus puedan mantener abiertos algunos servicios para la atención de otros padecimientos.
También se ha visto la necesidad de aumentar las camas por el repunte que ha tenido la pandemia desde octubre y en las semanas más recientes se ha agudizado; así como por el inicio de la temporada invernal y el aumento de infecciones respiratorias, principalmente influenza.
Salas resaltó que en el INER todavía hay espacio disponible pero falta personal médico. “De nada me sirve tener las camas y los ventiladores si no hay el personal entrenado en su manejo”.
Resaltó que hasta ahora no se ha confirmado ningún caso de influenza y llamó la atención por el hecho de que en años pasados, para estas fechas ya habían recibido algunos pacientes.
Cada año, el INER se convierte en el centro de referencia para influenza, también con la mayor demanda de enfermos. Por eso, la necesidad de contar con más camas y asegurar la separación de los enfermos de influenza de los que tengan Covid-19, sostuvo.
Salas Hernández explicó que para identificar a las personas con Covid-19 e influenza, se les realiza una prueba de PCR que se conoce como panel viral con capacidad para hacer el diagnóstico de ambos padecimientos y otros virus respiratorios. El resultado se obtiene en las siguientes ocho a 10 horas, pero desde su llegada las personas reciben la atención médica que requieran.
Hasta ahora, prevalece el diagnóstico del coronavirus y las condiciones en las que llegan los afectados no ha variado: individuos de más de 60 años de edad y/o con enfermedades crónicas previas: obesidad, hipertensión y diabetes; y con falla respiratoria.
Sobre el rebrote de la pandemia, el especialista comentó que varios factores explican el fenómeno. “Nunca habíamos vivido un aislamiento como el actual y las personas necesitamos convivir y vivir. Se comprende la necesidad de salir a la calle, pero también debemos entender que el coronavirus es muy contagioso, se transmite fácilmente, al menor descuido”.
Por eso la importancia de las medidas de higiene y sana distancia que ya conocemos: el uso del cubrebocas en los espacios públicos y sobre todo donde no sea posible mantener la separación de 1.5 a 2 metros respecto de otras personas y el lavado constante de manos.
No llevar a cabo estas acciones se refleja en los hospitales como el INER, donde el personal médico y de enfermería “cubre jornadas extenuantes, de mucho desgaste físico y emocional. Sin embargo, lo que más impresiona es la fortaleza de los trabajadores. No se dan por vencidos y a diario regresan para estar al pie del cañón”.