Ayer continuaba el diálogo entablado el sábado anterior por las autoridades culturales cubanas con una representación de los jóvenes artistas que pidieron ser recibidos en el Ministerio de Cultura ese día, ahora con la presencia del ministro de Cultura, Alpidio Alonso. No fueron aceptados en las pláticas los vinculados a Washington. Muchos (la mayoría) de los que se congregaron el 27 de noviembre ante las puertas del Ministerio de Cultura estaban influidos por la atmósfera creada en las redes, afirma el escritor cubano Abel Prieto, presidente de Casa de las Américas.
Pocos conocían lo acontecido efectivamente en San Isidro y a sus protagonistas. Quizá algunos habían tenido una u otra mala experiencia y se sentían dolidos. Creo que querían honestamente dialogar con la institución.
Continúa Prieto: Otros (una minoría) participaban con total conciencia en un plan contra la revolución. Usaron las redes sociales para amplificar lo que allí sucedía y divulgarlo de manera adulterada. Echaron a rodar noticias falsas en torno a una represión imaginaria que incluía gases lacrimógenos, gas pimienta y supuestas emboscadas contra los participantes. Sabían que estaban contribuyendo a justificar con mentiras las políticas de Trump contra su país. Sólo les interesaba el “diálogo” para convertirlo en noticia, en show, y anotárselo como una victoria. Algunos necesitaban justificar el dinero que reciben. Sin embargo, es necesario separar claramente la historieta de los marginales de San Isidro y lo sucedido en el Ministerio de Cultura. En el segundo caso, hay valiosos jóvenes que deben ser atendidos.
La política cultural de la revolución ha abierto un espacio amplio y desprejuiciado para que los creadores puedan hacer su obra en total libertad. Es cierto que ha habido errores, incomprensiones y torpezas, pero el propio proceso revolucionario se ha encargado de rectificarlos (véanse este artículo íntegro y amplia información en redh-cuba.org).
Punto final
Hoy debe imponerse el chavismo en elecciones que renovarán la Asamblea Nacional. La miope oposición –carente de proyecto nacional– va dividida entre participantes y abstencionistas.
Twitter: @aguerraguerra