A pesar de los estragos económicos que han sufrido los productores de flores por la pandemia de Covid-19, la producción y venta de nochebuena fue similar a la observada en 2019, dijo Enrique Arias, presidente de Ornamental, Plants & Flowers México (OPF).
En entrevista con La Jornada, informó que datos de la Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV) señalan que este año se produjeron 16 millones 868 mil plantas en una superficie de 240.6 hectáreas, dato que no representó un crecimiento significativo respecto del año pasado.
Aceptó que es posible que la cifra sea mayor, pues algunos pequeños productores tienen la mala práctica de “hacer copias pirata”, es decir, sacar hijuelos.
Comentó que la producción de esta planta originaria de México no disminuyó, como sucedió con el cempasúchil, la cual se contrajo 40 por ciento.
Explicó que los productores confían más en esta planta, pues la temporada de ventas comienza en noviembre y se extiende dos meses. Además, el proceso comenzó desde febrero o marzo, es decir, los meses en los que se presentaron los primeros casos de Covid-19, por lo que aún no tenían afectación en sus ingresos.
Arias señaló que se temía que los niveles de producción serían menores, pero no fue así. Sin embargo, el único punto “malo”, dijo, es que se vendió al mismo precio del año pasado a los intermediarios, quienes revenden la planta a supermercados y otros comerciantes.
Subrayó que Morelos es el principal productor de la Cuetlaxochitl, nombre náhuatl que significa “flor que se marchita”. Indicó que esta entidad aportó 6 millones 549 mil 818 plantas, seguida de Puebla, con 2 millones 650 mil 506; Jalisco, con un millón 707 mil 639; Ciudad de México, 858 mil 989, Michoacán, 829 mil 826, y Oaxaca, con 17 mil 93 plantas.
Dependencia extranjera
Arias destacó que si bien la planta es originaria del país, los productores pagan regalías por derecho de obtentor, es decir, se le paga al creador de esa genética.
Precisó que el 100 por ciento de las variedades comerciales de nochebuenas que se venden en la nación son modificadas genéticamente en países como Bélgica, Holanda, Alemania, Francia e Italia.
Explicó que la planta original no es pequeña como se conoce regularmente, por lo que tienen que ser modificadas genéticamente y ello genera regalías que deben pagar los productores.
Comentó que Joel Roberts Poinsett, primer representante diplomático de Estados Unidos en México, se llevó ejemplares que fueron modificados genéticamente. De ahí que en casi todo el mundo se le conoce como Poinsettia.
Sin embargo, explicó que en el país se han hecho esfuerzos para que las regalías que pagan los productores se queden aquí. Informó que el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias tiene cuatro nuevas variedades que aún no se comercializan, pero quizás para el siguiente año comience a distribuirse entre los productores.