Desde hace 23 días en la región del sur del Sáhara Occidental estalló nuevamente un conflicto bélico que estaba en suspenso desde hace 30 años “y hasta la fecha ni la ONU ni el Consejo de Seguridad han movido un dedo para restablecer los acuerdos de cese al fuego rotos”, denunció ayer en rueda de prensa en esta ciudad el director para América Latina y el Caribe de la cancillería de la República Árabe Saharauí (RASD), Ahmed Mulay.
En gira diplomática por México para explicar las razones del Frente Polisario de volver a las armas, Mulay (quien fungió como embajador en México) afirmó que en la determinación de su gobierno “no hay marcha atrás” y que el único acuerdo aceptable para ellos ahora ya no es la esperada realización de un referéndum por la autodeterminación, que se acordó desde 1991 y nunca se realizó, sino el retiro definitivo del reino marroquí de los territorios ocupados.
El diplomático aseguró que su país espera el apoyo de México por una solución de paz definitiva en el Consejo de Seguridad en honor a la amistad que une a las dos naciones desde 1979, “sobretodo por la extraordinaria experiencia que tiene este país en la resolución de problemas internacionales, como el caso de Centroamérica en los años noventa”.
El pueblo saharaui, privado de su territorio y su soberanía, “ha perdido totalmente la confianza en la ONU”, sostuvo Mulay, luego de que la Misión de Paz de las Naciones Unidas para el Sahara Occidental (Minurso), el instrumento multilateral responsable de mantener la paz en ese conflicto, “se convirtió en un simple instrumento de Marruecos”, admitió. “De la Minurso y de la ONU ya no esperamos nada”.
El enfrentamiento estalló a partir de la construcción de una nueva carretera que cruza el punto fronterizo entre Mauritania y Marruecos por Guerengat, en violación a los acuerdos militares entre los dos países. Militantes del Frente Polisario bloquearon esa vía y el pasado 13 de noviembre fueron desalojados por militares marroquíes al tiempo que se desató una nueva oleada represiva en las ciudades de los territorios ocupados en contra de los independentistas del Sáhara. Varios periodistas han sido detenidos, las sedes y casas de los militantes del Frente Polisario quedaron bajo estado de sitio y hay al menos 19 presos políticos. En consecuencia, el ejército saharaui se declaró en pie de lucha.
A diferencia de la desproporción de fuerzas entre el ejército del reino alauita y la otrora incipiente guerrilla del Polisario en los años setenta, que se le enfrentó con poco mas de dos mil hombres y no mas de 100 tanques y aviones (el mismo Ahmed Mulay fue combatiente cuando adolescente), las tropas de la RASD han sido formadas en sus propias escuelas militares. “Están mejor mejor preparados, mejor armados para defender su libertad. Conocemos el terreno, nos respalda el derecho internacional (más de 80 países del mundo tienen relaciones diplomáticas con nosotros) y contamos con la fuerza del pueblo. Y Marruecos sabe, porque lo ha comprobado, que con el apoyo del pueblo no puede derrotarnos, como el pueblo de Vietnam, el de Angola, el de Argelia”.
En el contexto internacional esta nueva etapa de la lucha armada se complica con la virulencia de una pandemia global. El diplomático reconoce: “No fuimos nosotros los que buscamos la lucha armada. Fuimos obligados; no nos han dejado otra puerta. Y quizás la existencia de la pandemia sea algo positivo, porque puede forzar a la comunidad internacional a moverse más rápido” a favor de una solución negociada.
Añadió que la misma situación de Marruecos, que enfrenta una situación pandémica “bastante triste”, con un rey que está enfermo, una lucha interna por la sucesión dentro del Palacio y una deuda externa muy grande.