Standard & Poor’s (S&P) confirmó en BBB su valuación para la deuda soberana de México en moneda extranjera, dentro del rango de grado de inversión, y advirtió que la situación de Petróleos Mexicanos (Pemex) podría llevar a un “pasivo contingente más importante para la calidad crediticia del soberano”.
La firma mantuvo la perspectiva de la calificación en negativa, por lo que no se descartan bajas en los siguientes 12 a 18 meses. Argumentó que el riesgo está en una débil recuperación económica luego de la pandemia de Covid-19 y que ello acentúe el manejo de la política fiscal. Adelantó que cualquier mejora en la nota crediticia está atada a una reforma fiscal y a reducir los pasivos en las empresas de energía del Estado.
En respuesta, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público consideró que la acción de la calificadora “posiciona a nuestro país cómodamente en categoría de grado de inversión. Lo anterior beneficia tanto al sector público como al privado, ya que se mantiene el acceso al financiamiento en los mercados nacionales e internacionales en condiciones favorables”.
Esta decisión ratifica la del 26 de marzo pasado, cuando S&P redujo la calificación de México a BBB de BBB+ y argumentó la baja debido a la tendencia de bajo crecimiento en el país, así como al riesgo de “una irregular o ineficaz ejecución de políticas que debiliten potencialmente las finanzas públicas, o debido a mayores pasivos contingentes fuera del presupuesto”.
Lenta recuperación
En su informe de este jueves, una vez pasados los meses de confinamiento por la pandemia de Covid-19, S&P advirtió que se prevé un “pronunciado golpe” a la economía mexicana con una contracción de alrededor de 9 por ciento del producto interno bruto (PIB), según estimados de la calificadora, y una recuperación lenta.
Explicó que la deuda neta gubernamental ha aumentado “drásticamente”, al pasar de 42 por ciento del PIB en 2019 a 50 por ciento; sin embargo, el déficit del gobierno debería ser de alrededor de 3 por ciento en 2020, mucho más bajo que sus pares “dada la mesurada respuesta de políticas del gobierno”. Esto permitiría estabilizar la deuda a inicios del próximo año, reconoció.
Sobre Pemex, S&P explicó que el perfil financiero se debilitó significativamente durante los últimos cinco años, y todavía más en 2020. Así, “las acentuadas vulnerabilidades” de la petrolera, “en medio de un desempeño financiero y operativo débil y limitaciones de capacidad técnica, podrían generar un pasivo contingente más importante para la calidad crediticia del soberano”, mientras el gobierno federal sigue transfiriéndole recursos.
Hacienda ratificó que el apoyo se mantendrá. “Pemex sigue siendo una parte integral de la economía y el gobierno continuará con el apoyo a la empresa de manera estratégica a medida que mejora su eficiencia y ponga en marcha sus planes de negocio”.
La calificadora de riesgo también recalcó que se debe alentar la confianza de los inversionistas y la inversión privada para mitigar la debilidad estructural del panorama de crecimiento del PIB, lo que ayudaría a reforzar las finanzas públicas. En ese sentido, manifestó que se espera “mayor iniciativa política” después de las elecciones de 2021 para un reforma fiscal.
La nota, ligada a una reforma fiscal
Aumentar la recaudación como vía para dar mayor flexibilidad presupuestaria y ampliar la base tributaria no petrolera, sumado a medidas para contener los potenciales pasivos contingentes que representan Pemex y la CFE, “podrían evitar una erosión del perfil financiero del soberano” y hacer que S&P cambie a estable la perspectiva de la nota crediticia de México.
El 11 de noviembre pasado Fitch mantuvo en BBB- la calificación de la deuda respaldada por México; la nota está a un paso de grado basura, pero con perspectiva estable.