La construcción del Tren Maya es una obra faraónica que provocará una afectación más negativa que positiva al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), además de que se trata de un proyecto equivocado en muchos de sus ejes, alertó Gustavo Ramírez Castilla, secretario general del Sindicato Nacional de Profesores de Investigación Científica y Docencia (Snipcd) del órgano.
En rueda de prensa, organizada por cinco representaciones sindicales que exigen evitar recortes al presupuesto del instituto y atender sus demandas laborales, el arqueólogo Ramírez Castilla abordó la problemática que enfrentan sus colegas en el sureste del país.
Dijo que muchos investigadores del INAH no están de acuerdo con el desarrollo de las obras del tren, pues “para empezar, nunca se llevaron a cabo los trámites para los salvamentos en tiempo y forma, así que, aunque las gestiones para la construcción comenzaron casi desde que el presidente Andrés Manuel López Obrador inició su administración, apenas en agosto formalizó la presencia del instituto con un convenio y comenzaron nuestros trabajos.
“En cualquier obra pública, el INAH tiene que hacer prospección y salvamento arqueológico antes de que comiencen las edificaciones; de lo contrario se podrían cometer excesos que pueden derivar en daños al patrimonio. Pero los equipos de salvamento arqueológico del INAH van retrasados, trabajan a marchas forzadas en toda la ruta del Tren Maya.
“Otro problema es que hasta la fecha no existe un proyecto ejecutivo de la obra, o al menos no se le ha presentado formalmente al instituto ni a los investigadores.
“Se está trabajando sobre un trazo previo, sujeto a múltiples correcciones o cambios de última hora. Es una constante que hemos visto en los proyectos presidenciales: no hay proyecto, y si no hay proyecto, ¿cómo puede hacerse un estudio del impacto que el Tren Maya puede ocasionar al medio ambiente y al patrimonio? Por supuesto, tampoco puede tenerse un presupuesto fijo.
“Falta identificar las áreas donde se van a establecer nuevas poblaciones y estaciones; para todo ello, seguramente, se requerirá más personal, pero en las condiciones que estamos en el INAH, no hay recursos. Estamos en serios problemas para cumplir con nuestras funciones”, concluyó el también restaurador.