El retraso en la designación del director general del Instituto Politécnico Nacional (IPN) por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador no ha entorpecido ni afectado el funcionamiento de la institución educativa, mientras que en la Secretaría de Educación Pública (SEP) se continúan evaluando los nombres y trayectorias de posibles candidatos.
Profesores, investigadores y ex directivos del IPN señalaron que el retraso podría no tener mucha importancia, pues hasta antes del movimiento estudiantil de 2014, la designación del director general se realizaba el 12 de diciembre.
Esta fecha, era una fuerte y arraigada costumbre en el IPN, que podría retomarse por la actual administración, expresaron, aunque de entrada “agradecieron” que Mario Alberto Rodríguez Casas no fuera ratificado por un trienio más, y cuyo cargo concluyó el pasado 19 de noviembre en medio de severas críticas de su gestión.
De hecho, de los 28 directores generales que ha tenido el IPN desde su creación, el uno de enero de 1936 –próximo a celebrar su 85 aniversario–, sólo cinco de ellos han sido nombrados por dos periodos en el cargo. Los dos más recientes Enrique Villa Rivera, de 2003 a 2009, y Yoloxóchitl Bustamante Diez, ratificada el 12 de diciembre de 2012 para un segundo periodo, quien tuvo que renunciar dos años más tarde, en medio del gran movimiento estudiantil de 2014.
Aunque la primera sesión del 39 Consejo General Consultivo (CGC) del IPN, programada para el pasado lunes 30 de noviembre debió suspenderse “hasta nuevo aviso”, el instituto opera de manera normal con las clases a distancia, a causa de las medidas de emergencia sanitaria por Covid-19, y sin interrupción en los trámites administrativos. La secretaria general, María Guadalupe Vargas Jacobo, ha quedado temporalmente al frente de la institución, en un semestre que concluye en febrero próximo.
Juan Daniel Ramos Sánchez, académico desde hace varias décadas en la Escuela Superior de Economía, expresó que la tardanza en la designación se debe no sólo a la apretada agenda presidencial, sino a la tarea que realiza la Secretaría de Educación Pública (SEP) de “consultar” y “revisar” los nombres de un amplio abanico de posibles candidatos.
Estimó que más que el tiempo que lleve la designación –dijo–, lo más importante son las formas.
