Teherán. El presidente iraní, Hassan Rouhani, acusó ayer a Israel de querer sembrar el “caos” con el asesinato de Mohsen Fakhrizadeh, científico del programa nuclear, un crimen que calificó de “terrorista” y que según las autoridades de Teherán debe ser “castigado”.

“Una vez más, las despiadadas manos de la arrogancia global (en referencia a Estados Unidos), con el usurpador régimen sionista como mercenario, se han manchado con la sangre de un hijo de esta nación”, dijo Rouhani, y añadió que la república islámica actuará “cuando sea el momento adecuado”.

Fakhrizadeh, de 59 años, jefe del Departamento de Investigación e Innovación del Ministerio de Defensa, resultó “gravemente herido” cuando su coche fue atacado por varios individuos, que se enfrentaron a tiros con su equipo de seguridad, lo que provocó su muerte poco después.

Por su parte, el guía supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei, pidió “castigar” a quienes están detrás de este crimen y seguir adelante con “el esfuerzo científico y técnico de este mártir en todos los ámbitos en los que estaba trabajando.

“La nación iraní es demasiado inteligente como para caer en la trampa de la conspiración de los sionistas. Están pensando en crear el caos, pero deberían saber que hemos visto sus intenciones y no tendrán éxito”, agregó Rouhani en un discurso transmitido por televisión.

El mandatario se comprometió también a que la muerte de este experto “no perturbe” los avances científicos del país y consideró que su asesinato se debía a la “incapacidad” de los enemigos de Irán de impedir su desarrollo.

“Los enemigos de Irán deberían saber que la valentía del pueblo y de los responsables iraníes es tal que este acto criminal no quedará sin consecuencias”, agregó el mandatario. “Este asesinato bárbaro muestra que nuestros enemigos viven semanas difíciles en las que sienten (...) que su presión disminuye, que la situación mundial cambia”, lanzó Rouhani. Los enemigos de Irán “quieren aprovechar al máximo (...) estas semanas” para “crear una situación incierta en la región”, afirmó.

El jefe de la Agencia Nuclear de Irán, Alí Akbar Salehi, subrayó que el asesinato no detendrá el avance del programa atómico de la república islámica y advirtió que continuará “incluso más intensivamente”.

La Organización de Naciones Unidas instó a la “contención”, mientras Alemania alertó del riesgo de una escalada, y pidió a las partes “renunciar a acciones que podrían agravar la situación”.

El movimiento libanés proiraní Hezbolá condenó ayer el asesinato del científico, perpetrado “por bandas criminales y terroristas para impedir que la república islámica (...) preserve sus progresos científicos y su independencia política e intelectual”.

Fakhrizadeh había sido calificado por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, de padre del programa iraní que tiene por fin dotarse del arma nuclear, unas intenciones que Irán siempre ha negado.

El ministro israelí Tsahi Hanegbi, hombre de confianza de Netanyahu, aseguró que no tiene conocimiento alguno de la identidad de los asesinos del científico nuclear iraní.

Hasta el momento no ha habido ninguna reacción de las autoridades de Tel Aviv ante las acusaciones de Teherán, pero se ha incrementado la vigilancia en todas las embajadas israelíes.

Además, el departamento de Estado estadunidense indicó en 2008 que Fakhrizadeh llevaba a cabo “actividades y transacciones que contribuían al desarrollo del programa nuclear de Irán”.

Este asesinato se produce a menos de dos meses de la llegada a la Casa Blanca del demócrata Joe Biden, vencedor de los comicios del 3 de noviembre, quien prevé modificar la política estadunidense con Irán, luego de que Donald Trump retiró de manera unilateral a Estados Unidos del acuerdo internacional de 2015 sobre el programa nuclear iraní.