A juicio del presidente de México, cuando menos dos de sus antecesores (Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto) deberían ser llamados a declarar en el contexto del aún gelatinoso proceso judicial que tiene a Emilio Lozoya Austin como delator personaje principal.
El entusiasmo declarativo de Palacio Nacional sobre el tema de procedimientos escénicos (declarar) va a contrapelo de la reticencia del propio político tabasqueño respecto al fondo del asunto, es decir, que la propia Presidencia demande y promueva castigo a los presuntos responsables de hundir a la nación. Andrés Manuel López Obrador ha abundado en detalles, pistas y adelantos respecto de lo que habría de decir y denunciar Lozoya Austin en la etapa inicial de actuaciones jurídicas que requieren del máximo cuidado y sigilo para no conceder ventajas a un eventual litigio sobre violaciones al debido proceso judicial, pero se resiste a promover desde la silla presidencial acciones contra ex presidentes de la República, derivando el tema hacia una hipotética consulta popular en la que él abogaría por no hacer nada contra Peña, Calderón y otros a los que, sin embargo, sí desea ver sentados en el banquillo de los declarantes, aunque las diligencias judiciales no pasen de ahí.
Los vericuetos, contradicciones y eventuales insuficiencias del proceso escogido para hacer de Lozoya un colaborador de temporada generan, sin embargo, una percepción ampliamente esperanzada en una parte de los mexicanos que demandan acciones firmes contra los principales responsables del desastre nacional que casi diariamente menciona el actual ocupante del Poder Ejecutivo Federal en sus expandidas conferencias mañaneras de prensa.
En este caso, tan delicado y tan expuesto al rigor del análisis público, la Fiscalía General de la República, autónoma solamente en teoría, y la Presidencia de la República deben cuidar que los éxitos de circunstancia y proscenio lleguen a tener correspondencia justiciera a la hora de las sentencias formales. También deberían evitarse declaraciones desafortunadas como las hechas ayer por el fiscal Gertz respecto al trato dado a Rosario Robles Berlanga, endilgándole a la ex secretaria peñista una especie de culpabilidad extralegal de estar en prisión preventiva a causa de que no ha querido “colaborar” respecto a delitos de los que ella se declara inocente.
De pronto ha caído la guadaña judicial y hacendaria sobre un dirigente sindical en México. No ha sido uno de los archiconocidos gerentes delictivos de organizaciones de trabajadores, sino alguien poco conocido, Hugo Bello Valenzo, de la Confederación Libertad de Trabajadores de México, a quien la Unidad de Inteligencia Financiera congeló sus cuentas bancarias, donde había constancia de transferencias por miles de millones de pesos, y la fiscalía de justicia del estado de México metió a la cárcel bajo acusaciones relacionadas con homicidios, extorsiones, despojos y secuestros. Bello ha dicho que apoya al presidente de la República y la llamada 4T. Por otra parte, mantuvo diferencias con Pedro Haces y su Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (Catem), que aspira a ser una de las dos organizaciones sindicales favoritas de este sexenio.
Astillas
Ayer fue inhumado en Toluca el cuerpo de Luis Miranda Cardoso, padre de Luis Miranda Nava, político de marcada cercanía con Enrique Peña Nieto, quien no asistió al funeral ni el gobernador Alfredo del Mazo. Salvo el hallazgo de una camioneta relacionada con los hechos criminales, hasta anoche no había más información oficial sobre ese asesinato que ha generado especulaciones... Hoy, a las 8 pm, el autor de estos teclazos moderará una conversación entre tres ex guerrilleros que pertenecieron a la Liga Comunista 23 de septiembre, en el contexto de la nominación al Ariel de Oblatos, el vuelo que surcó la noche, documental dirigido por Acelo Ruiz. La conversación podrá verse en facebook.com/elccc y, la película, gratis durante unos días, en FilminLatino https://bit.ly/2PLicxx … ¡Hasta mañana!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero