El Cairo. Más de la mitad de 55 hospitales evaluados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Beirut, entre ellos tres de los más importantes, no funcionan, advirtió ayer el director regional de emergencias de la institución, Richard Brennan, una semana después de la violenta explosión que destruyó parte de la capital libanesa y que generó pérdidas por más de 15 mil millones de dólares, según el presidente Michel Aoun.
Tras evaluar el estado de 55 clínicas y centros de salud en la capital libanesa, “sabemos que un poco más de 50 por ciento no funcionan”, señaló Brennan en videoconferencia de prensa en El Cairo, en la cual precisó que tres de los principales hospitales están fuera de servicio y otros otros tres no funcionan a plena capacidad.
“Esto significa que hemos perdido 500 camas”, indicó Brennan, quien instó a las autoridades y a sus socios a “restablecer la capacidad de estos centros lo antes posible” para responder a las necesidades del país, afectado asimismo por la pandemia de coronavirus.
La crisis sanitaria se agravó tras la explosión del 4 de agosto que dejó 220 muertos y más de 6 mil 500 heridos en un país minado ya por una crisis económica sin precedente, y los hospitales ya estaban saturados. El país ha registrado desde febrero 7 mil 121 casos de Covid-19 y 87 muertos, según el más reciente balance oficial.
La organización Save the Children informó que unos 100 mil niños se vieron desplazados de sus hogares y muchos de ellos están traumatizados.
El bloque parlamentario del partido-milicia chiíta Hezbolá abogó por la formación “rápida” de un nuevo gobierno y criticó a “ciertos partidos y medios por empujar al país hacia el caos constitucional y de seguridad”.
Las violentas explosiones fueron atribuidas de inicio a la explosión accidental de 2 mil 750 toneladas de nitrato de amonio mal almacenado, si bien el presidente Aoun dijo el viernes que aún no descarta la posibilidad de que una “interferencia externa” haya sido la causa.
En tanto, Emmanuel Macron, presidente de Francia, se inclinó por “evitar toda injerencia extranjera” en la situación en Líbano, así como por la formación de un gobierno en el país que pueda poner en marcha “las reformas políticas y económicas necesarias”, tras la dimisión del Ejecutivo el lunes, durante una conversación con su homólogo iraní, Hassan Rouhani, quien destacó que “Líbano necesita unidad entre sus grupos políticos y el Parlamento, y todos debemos ayudar a crear esta unión.”