las peores causas
Jueves 17 de abril de 2025, p. 4
Tras la muerte el domingo pasado del escritor Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura 2010, se reavivó el debate entre los admiradores de su genio literario con aquellos que lo reconocen como un marxista converso y férreo paladín de la derecha.
Desde La Habana, Casa de las Américas difundió ayer un posicionamiento sobre el autor que en algún momento le fue cercano. Reconoció el placer de continuar leyendo a Vargas Llosa, cuya excepcional novelística nos pertenece tanto como la obra de Vallejo o la de Arguedas
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Denunció también que el novelista peruano fue uno de los más influyentes ideólogos y paladines de la derecha internacional en el último medio siglo y que, en el caso de América Latina y el Caribe, puso su talento y su prestigio a disposición de gobiernos y políticas deleznables
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Consignó que “el revolucionario de la literatura fue asumiendo posiciones cada vez más retrógradas. Demostró que se podía escribir La ciudad y los perros, La casa verde, Conversación en La Catedral y La guerra del fin del mundo, por ejemplo, a la vez que alinearse entusiasmado a las peores causas; que valía la pena alejarse de Cuba para abrazar a Israel.
“Que resultaba imperativo abandonar las ideas socialistas por las neoliberales; que denunciar atropellos y crímenes del imperialismo, el colonialismo y las dictaduras en las novelas no estaba reñido con la devoción por Margaret Thatcher, o el apoyo a personajes como Uribe y Katz, Bolsonaro y Milei, Keiko Fujimori y lo más rancio de la política española.”
En 2019 el doctor en ciencia política Atilio A. Boron escribió el volumen El hechicero de la tribu: Mario Vargas Llosa y el liberalismo en América Latina, que trataba sobre el veloz abandono de muchas adhesiones previas del autor de El sueño del celta, entre éstas la revolución cubana.

Un tránsito que lo llevó años más tarde hacia un liberalismo radical, con el que, a través del tiempo, no haría sino agriarse y, en lugar de intentar ser con los años algo más sabio, más noble, más leal, honrado y generoso, derrapó hasta convertirse en un desembozado apologista de la monarquía española, el imperialismo estadunidense y toda la derecha mundial
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En torno a la aparición de ese volumen, el historiador argentino Alejo Brignole escribió en este diario que la “innegable gravitación literaria y su sumisión filosófica al establishment” de Vargas Llosa le sirvieron para ser colmado de honores, de premios y distinciones académicas de la más diversa índole
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Una versión sobre la valía creativa de Vargas Llosa y un tanto de la defensa de su postura política se halla en el discurso de Per Wästberg, secretario del Comité Nobel de Literatura, cuando presentó en 2010 al narrador: un ciudadano del mundo, un marxista transformado en liberal por las fechorías de Castro, un candidato presidencial perdedor que luego aparecería en los sellos postales de su país, un poeta épico e historiador, un satírico, un erotista, un ensayista y columnista que abordaba la mayoría de los temas, incluyendo el futbol y el miedo a volar
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Describió que sus novelas nunca se someten a la dictadura; son polifónicas y abiertas a la interpretación, enfatizando la diversidad de los patrones sociales y étnicos de Latinoamérica. Da voz a los silenciados y oprimidos: una proeza estética y un acto ético
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Entonces se enalteció que Vargas Llosa ha luchado por la libertad de expresión y los derechos humanos independientemente de su geografía, y lo ha hecho con pasión por la libertad, coraje político y sentido común, cualidades que no siempre concuerdan en los grandes escritores
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