orren tiempos de locura. Parece que cada día nos enfrentamos a una crisis u otra, escandalosas decisiones y declaraciones de la Casa Blanca, y el continuo socavamiento de la Constitución que hace Donald Trump.
Permítanme aprovechar esta oportunidad para decirles dónde creo que estamos en este difícil momento, y cómo podemos avanzar mejor. También quiero subrayar que, en medio de un montón de malas noticias, hay también algunas buenas.
En mi opinión, los componentes esenciales del trumpismo son: oligarquía, autoritarismo, deshonestidad sin precedente, cleptocracia y políticas económicas que favorecen a los ricos a la vez que empobrecen a las familias trabajadoras.
Abraham Lincoln hablaba de un gobierno del pueblo, por el pueblo, para el pueblo
. Me parece claro que hoy tenemos un gobierno de la clase multimillonaria, por la clase multimillonaria, para la clase multimillonaria.
Elon Musk aportó 277 millones de dólares para que Trump fuera electo presidente y recibió en recompensa el puesto más importante del gobierno. Trump nombró a otros 13 multimillonarios para encabezar varias dependencias gubernamentales.
Pero no se trata sólo de una oligarquía y de un gobierno de la clase multimillonaria. Es un movimiento muy rápido hacia el autoritarismo. Virtualmente cada día, Trump usurpa los poderes del Congreso. Retiene fondos que el Congreso había asignado. Pone fin a programas y dependencias sin tener facultades legales para ello. Envía millones de dólares en ayuda militar a Netanyahu con base en un acuerdo de emergencia
y ha desarrollado sus propuestas de aranceles con base en un decreto de emergencia
.
De manera agresiva, socava la primera enmienda y la libertad de expresión.
También ha lanzado un ataque escandaloso contra nuestro sistema legal. Él y sus correligionarios republicanos amenazan con impugnar a jueces cuyos veredictos le desagradan.
Pero no sólo tiene en la mira al Congreso, los medios y el sistema judicial. Ahora lanza un ataque vitriólico contra importantes universidades que imparten cursos o permiten actividades que no le gustan.
Y, en un acto por completo contrario a la Constitución, agentes federales han capturado a estudiantes extranjeros, los han metido en automóviles sin insignias y llevado a centros de detención. ¿Su delito? Tal vez asistieron a una manifestación o escribieron un artículo con críticas a Israel.
Todas estas actividades dejan algo muy en claro: Trump tiene poco respeto por la Constitución de Estados Unidos y por el estado de derecho. Quiere más y más poder para sí. Quiere encabezar una nación autoritaria.
Y, para empeorar una situación de por sí mala, Trump y Musk intentan desmantelar rápidamente dependencias federales que atienden a las familias trabajadoras y a los pobres. Musk ha despedido a miles de trabajadores de la Administración de Seguridad Social, lo que hará más difícil que los ancianos y discapacitados reciban los beneficios por los que han pagado. Muchos morirán a consecuencia de ello.
Y luego, encima de todo, Trump y sus colegas republicanos trabajan en una iniciativa de conciliación
que contendrá recortes masivos en Medicaid, educación, nutrición, etcétera, con el fin de conceder más de un billón de dólares en recortes fiscales al uno por ciento.
Esas son las malas noticias. Y son muy malas. He aquí las buenas.
En los meses recientes he estado recorriendo el país en lo que llamo la gira Combatir a la Oligarquía. En cada ocasión, la asistencia ha sido extraordinaria. En Denver tuvimos 34 mil personas: el mitin más grande que he tenido. En pocas palabras: el pueblo estadunidense está furioso y está resistiendo. Y déjenme decirles: los republicanos se están dando cuenta y se ponen nerviosos.También estamos contratando organizadores en muchos de los estados que hemos visitado, quienes trabajan con la gente de la comunidad sobre la manera de levantarnos y pelear, no sólo contra Trump, sino en apoyo a una agenda que funcione para las familias trabajadoras del país.
El trumpismo sólo será derrotado si millones de estadunidenses, en cada estado de este país, se unen en un poderoso movimiento de bases que digan NO a la oligarquía, NO al autoritarismo, NO a la cleptocracia, NO a los recortes masivos en programas que la gente trabajadora necesita con desesperación, NO a los enormes recortes fiscales para los más ricos del país. Y de eso se tratan esas reuniones.
Hermanos y hermanas, tal vez es posible que este país esté al borde de la revolución política de la que hemos hablado durante largo tiempo. La gente está cansada del statu quo y de un gobierno que sólo beneficia al uno por ciento.
Tan fuerte como la gente está diciendo NO a la oligarquía, está diciendo SÍ a subir el salario mínimo, SÍ a expandir la seguridad social, SÍ a garantizar la atención a la salud como derecho humano, SÍ a reducir el costo de las medicinas de prescripción, SÍ a las licencias familiares y médicas con goce de suelo, SÍ al pago igual para trabajo igual, SÍ a una vivienda más accesible, SÍ a que el cuidado a la infancia y la educación superior sean accesibles para todos, SÍ a enfrentar la amenaza existencial del cambio climático.
Y, lo más importante, está diciendo SÍ a un gobierno y una economía que funcionen para todos, y no sólo para la clase multimillonaria y los oligarcas.
*Senador independiente por Vermont
Versión comleta en: https://t.ly/IW6Dm
Lea más sobre el movimiento Combatir a la Oligarquía: https://berniesanders.com/oligarchy/
Traducción: Jorge Anaya