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Gerardo Valenzuela, creador de la Filco
M

uy emprendedor y decidido, Gerardo Valenzuela llega a Chimalistac acompañado por mi hijo Felipe Haro, ambos apasionados por la cuarta Feria Internacional del Libro de Coyoacán (Filco) y lo primero que pregunto al joven Valenzuela es cómo se le ocurrió hacer esta feria.

–Yo soy coyoacanense desde hace 39 años, –me dice Gerardo, que parece de 20–. Mi papá es de Guasave, Sinaloa, norteño emprendedor de hueso colorado y yo nací en Coyoacán. La feria del libro se me ocurrió porque asistí a la de Guadalajara, la número uno de habla hispana en nuestro país que compite con la de la fil Monterrey, la del Zócalo, la Filey. ¿Cómo no iba a haber una feria del libro en Coyoacán, si es el primer ayuntamiento en tierra adentro en más de 500 años?

–¿Y tu feria ha tenido gran respuesta? –tuteo al joven Gerardo Valenzuela porque podría ser uno de mis nietos.

–Claro que sí, han pasado más de 200 personajes a través de la historia de Coyoacán: Dolores del Río, Gabriel Figueroa, El Indio Fernández, Salvador Novo, la compositora Marcela Rodríguez y muchas más. Era inadmisible que no hubiera una feria. Mi abuelito Miguel Nava Becerril siempre me inculcó el amor a la lectura con mi abuelita Margarita Osorio Trujillo. Me enseñaron que lo importante es la vida interior.

–¿Cuál fue el primer libro que leíste?

El principito. Me gusta mucho porque habla de la amistad, la lealtad y afirma que lo esencial es invisible a los ojos. Crecí con esta inquietud y le hice una propuesta al alcalde de Coyoacán, Giovanni Gutiérrez, y se entusiasmó. Le dije: como coyoacanense, quiero seguir haciendo una feria del libro internacional, pero que sea autónoma, plural e incluyente y pido que sólo me concedan el espacio público del jardín Hidalgo. No tenemos apoyo del gobierno federal, pero sí el de la sociedad: empresarios e industria editorial, además de entusiastas vecinos. Mi propuesta gustó al alcalde y la primera Feria Internacional del Libro se inició en el jardín Hidalgo, junto al quiosco, en el corazón de Coyoacán, frente a la parroquia de San Juan Bautista que cuenta con más de 500 años.

–Y cerca de La Conchita, que es una de las primeras iglesias en México.

–Creamos un ambiente cultural en el jardín Hidalgo y nuestra feria es la más grande de toda la historia de Coyoacán, más de 4 mil metros cuadrados con más de 750 sellos editoriales, más de 125 casas editoriales nacionales e internacionales e independientes, y me encantaría que visitaras el pasillo del Libro Antiguo.

–Esos volúmenes suelen ser carísimos…

–También contamos con un estand de Educal y otro del FCE. Nuestra ventaja como sociedad es que no cobramos ese espacio ni la logística como las demás editoriales; por ejemplo, Educal, el Inbal, la UNAM, Filco, y lo hacemos en agradecimiento a lo que han aportado a través de los años, les damos el espacio gratis porque lo que sí cobramos es el servicio de logística: los estands, las carpas, los escenarios, la difusión. Todo eso tiene un costo, pero a estas instituciones jamás les hemos cobrado ni un peso porque tenemos la responsabilidad de contribuir a la cultura y creo que eso nos ha dado una comunión muy bonita. Toda nuestra relación es con las editoriales independientes, las nacionales e internacionales nos apoyan porque el servicio de logística lo cubren empresarios coyoacanenses. La funeraria J. García López ha sido una gran colaboradora.

–Sólo por eso iré a esa funeraria por mi cajón de muertos, además, me queda cerca.

–Muchos se sorprenden de que tengamos el apoyo de una funeraria, pero me gusta que una funeraria piense que la cultura sobrevive a la muerte. De hecho, la J. García López se sumó hace dos años a nuestro proyecto porque ha visto que la cultura es tan importante como la educación y le apostó a nuestra feria para que todos leamos.

–En esa funeraria estuvo mi querida amiga, la novelista María Luisa Puga, quien se fue demasiado pronto.

–Lo que me he propuesto para la quinta edición –del 6 al 15 de marzo de 2026– es también ser parte del mundial de futbol. La alcaldía Coyoacán tendrá un papel importante porque la inauguración se hace en el Estadio Azteca. Lo padre es que todos los ojos del mundo van a estar sobre Coyoacán y, por lo tanto, aprovecharemos la oportunidad para captar más lectores a nivel nacional e internacional. Filco es un instrumento que promueve la lectura y un semillero de futuros creadores. Hicimos un homenaje a Carmen Boullosa y a varias novelistas, entre ellas a Julia Santibáñez, la actual directora de Literatura y Fomento a la Lectura en la UNAM. Más de ocho mujeres, dirigidas por Carmen Boullosa, hablaron de su oficio y su amor a México. En esa conferencia cada una recitó un poema de Rosario Castellanos. El año que entra, nuestro objetivo es crecer y crear una nueva experiencia cultural en el Coyoacán de Salvador Novo, Dolores del Río, El Indio Fernández, Jesusa Rodríguez y Liliana Felipe, la compositora Marcela Rodríguez, los filósofos Luis Villoro y Carlos Pereda, Estela Ruiz Milán, la feminista Gabriela Rodríguez y otros creadores que solían hacer ejercicio en los Viveros y meditar entre los encinos, el árbol favorito de Octavio Paz. No sólo queremos que nuestros visitantes compren un libro, sino que asistan a mesas redondas, exposiciones y lecturas en voz alta. Tenemos más de 150 talleres completamente gratuitos para toda la familia. En la edición de 2024 tuvimos a más de 150 mil entusiastas que asistieron a los talleres. Nuestro país invitado fue Japón, que ofreció más de 50 talleres de haiku, origami; Grullas por la paz, que ofreció la Asociación México Japonesa que es muy generosa y superactiva. También contamos con talleristas del jardín Allende y uno de una marioneta que pinta cuadros y gustó mucho porque su creador es talentosísimo.

“Nuestra visión de una feria del libro no sólo es llevar al mejor escritor o promover la lectura, sino que nuestro reto es captar la atención de personas a las que no les fascina leer, pero que de repente descubren que hay algo más que sentarse frente a la televisión a que te den todo masticado. Es más fácil sentarse frente a la tele que abrir un libro. La televisión ha sido la peor enemiga del libro. A los jóvenes de hoy les gusta estar en el celular, pero creo haber encontrado una opción para captar la atención hasta de los más fanáticos con un escenario más bonito y el mejor escritor capaz de captar la atención. ¿Cómo voy a captar a mi lector? Con estrategias culturales y por eso en la Feria de Coyoacán he metido teatro, cine, documentales y talleres gratuitos. En los dos escenarios principales había una pantalla de 3 metros y medio por 2 de ancho, en las que por las noches se proyectaban películas. Un escenario estaba frente a la parroquia de San Juan Bautista y, el otro, frente a la Casa de Cortés.”

¡Qué alentador que un joven como Gerardo Valenzuela se comprometa hasta ese grado para que Coyoacán vuelva a ser el faro cultural que fue para todos nosotros en la época de Salvador Novo, Gabriel Figueroa, El Indio Fernández y la bellísima Dolores del Río!