Cultura
Ver día anteriorDomingo 6 de abril de 2025Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
Max Sanz huye de la solemnidad y busca integrarse con el entorno

En su más reciente exposición, las piezas se funden con el suelo, el agua y la luz que se filtra entre las ramas

Foto
▲ El pintor y escultor oaxaqueño Max Sanz junto a su obra La ultima ola, de la serie El diluvio. A la derecha, Nido de sueños y recuerdos, de la serie Las naves.Foto cortesía del artista
 
Periódico La Jornada
Domingo 6 de abril de 2025, p. 3

Las esculturas de Max Sanz no se colocan en pedestales inmaculados ni se resguardan en vitrinas herméticas. En su universo, el arte se aparta de la solemnidad y busca nuevas formas de integrarse con el entorno.

Así sucede en Las naves, su más reciente exposición, instalada en el patio y jardines del hotel City Centro by Marriott Oaxaca, en el barrio de Jalatlaco. En ese entorno, entre muros color rosa, espejos de agua y la sombra de un pochote centenario, 11 esculturas y una serie de botellas intervenidas cuestionan la noción tradicional de lo escultórico.

Siempre nos han dicho que la escultura pertenece a espacios específicos, casi intocables, donde hasta respirar parece un riesgo para la obra. Quiero romper con ese estereotipo, afirmó el artista en entrevista con La Jornada.

Sus piezas, elaboradas en resina y metal con detalles en hoja de oro, prescinden de bases convencionales y se integran al suelo, al agua y a la luz que se filtra entre las ramas. El objetivo es que quien las observe se sienta parte del conjunto, no sólo como espectador, sino como alguien que interactúa con las esculturas y el espacio, añadió.

El espacio elegido para la muestra es ajeno a los museos y las galerías tradicionales, lo que supuso un reto adicional. Exponer en un lugar con una identidad arquitectónica tan marcada exigió un ejercicio de adaptación.

Al ver el patio, con sus muros altos y el espejo de agua central, entendí que las esculturas debían abrirse más, ocupar el espacio de manera diferente, comentó el también pintor. Así, cada rincón del hotel se convierte en soporte potencial: la zona de cactáceas, la fuente restaurada, los pasillos abiertos al cielo.

Para Sanz (Natividad, Oaxaca, 1992), esta idea tiene su origen en experiencias previas. “Hace unos años, obtuve el tercer lugar en un certamen nacional de escultura organizado por el maestro Sebastián en el Museo José Luis Cuevas.

Desde entonces, reflexioné sobre la relación entre la escultura y su base. ¿Por qué debe ser la base un elemento ajeno? ¿Por qué no integrarla como parte de la obra? Mi propuesta derrumba la barrera entre objeto y contexto, lo que permite que cada pieza adquiera vida en cualquier entorno.

La muestra también amplía la idea de lo escultórico hacia lo cotidiano. Entre las piezas, el público encontrará 10 botellas intervenidas que refuerzan la noción de que cualquier objeto puede transformarse en arte cuando se le otorga una nueva mirada. Esta resignificación se extiende a la propia concepción de la muestra.

No se trata de colocar esculturas en fila, sino de generar un recorrido donde el espectador descubra cada pieza en un sitio inesperado, explicó Sanz.

El arte como punto de encuentro

El montaje exigió un minucioso proceso de observación. Antes de decidir la distribución de las esculturas, el artista pasó varios días en el hotel analizando la incidencia de la luz, la disposición de los espacios y el tránsito de los visitantes.

Buscaba que la obra conviviera con la arquitectura y la potenciara, subrayó. Este enfoque responde a su interés por acercar el arte a personas que no suelen frecuentar museos o galerías.

“Muchos visitantes sienten que el arte no les pertenece porque sólo lo ven en espacios institucionales. Sin embargo, una escultura puede habitar cualquier lugar: una casa, un jardín, un patio. Lo importante es aprender a mirarla.

La escultura debe vibrar con el espacio y con quien la observa. Siempre he creído que una pieza no está completa hasta que alguien la habita con la mirada. La escultura se activa cuando genera un diálogo con su entorno.

Bajo esa premisa, su proceso creativo ha evolucionado hacia obras que desafían los límites convencionales. Me interesa que el arte no sea un objeto estático, sino un punto de encuentro. Que provoque preguntas y emociones, que se transforme con la luz del día o con la lluvia que la toca.

Después de este trabajo, Max Sanz llevará a cabo nuevas propuestas con una visión similar. En junio participará en una subasta organizada por la fundación IluminARTE, que apoya a niños con autismo. Para este acto, creó la serie Esporas, inspirada en la capacidad de adaptación de estos microorganismos.

Es una metáfora de la resistencia y la transformación. Al igual que las esporas sobreviven a condiciones extremas, el metal de mis esculturas está diseñado para desafiar el tiempo y el espacio. Este enfoque rompe con los límites tradicionales del arte y acerca las obras a distintos espectadores. La escultura habita tanto en espacios públicos como privados y crea nuevas experiencias y contextos.

La exposición Las Naves estará abierta al público hasta el 26 de abril en el hotel City Centro by Marriott Oaxaca, ubicado en Aldama 410, Barrio de Jalatlaco, Oaxaca de Juárez, Oaxaca. El horario de visita es de lunes a domingo de 11 a 14 horas y la entrada es gratuita.