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Museo Galileo de Florencia pone a disposición del público el Tesoro Mexicano

Uno de los compendios científicos más extraordinarios del siglo XVII ya está disponible en su página web

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▲ Imágenes de ilustraciones que se encuentran en la base de datos del Tesoro Mexicano, una iniciativa dirigida por Michele Camerota, profesor de Historia de la Ciencia en la Universidad de Cagliari, en Cerdeña, y uno de los mayores expertos en Galileo Galilei, con la colaboración de Alessandro Ottaviani y Marta Stefani.Foto Archivo Linceano 31 de la Biblioteca de la Accademia Nazionale dei Lincei y Corsiniana
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Miércoles 12 de marzo de 2025, p. 3

Florencia. Después de tres años de trabajo, la base de datos del Tesoro Mexicano, uno de los compendios científicos más extraordinarios del siglo XVII, ya puede consultarse en línea a través de la página web del Museo Galileo de Florencia (https://teche.museogalileo.it/tesoro), institución responsable de su desarrollo. Publicado en 1651 por la Accademia dei Lincei (Academia de los Linces) en Roma, este monumental volumen reúne el conocimiento sobre la flora, fauna y minerales de la Nueva España, resultado de la expedición financiada por Felipe II de España y encomendada al protomédico Francisco Hernández entre 1570 y 1576.

Aunque la obra original de Hernández se perdió en un incendio, su memoria ha sobrevivido gracias a la síntesis que realizó el italiano Nardo Antonio Recchi, publicada después de infinitas vicisitudes por la Accademia de los Linces, la primera institución científica italiana fundada por Federico Cesi en 1603, cuyo prestigio perdura hasta nuestros días.

La nueva base de datos es fruto de una iniciativa dirigida por Michele Camerota, profesor de Historia de la Ciencia en la Universidad de Cagliari, en Cerdeña, y uno de los mayores expertos en Galileo Galilei, con la colaboración de Alessandro Ottaviani y Marta Stefani.

En entrevista con La Jornada, Marta Stefani y Valentina Vignieri, colaboradora de la iniciativa (incluida en los Proyectos de Relevante Interés Nacional en 2017), conversan sobre el largo camino de la creación de la base de datos y de la importancia de este recurso para la investigación científica internacional.

–¿Por qué el Tesoro Mexicano merece un proyecto tan ambicioso?

–Gracias a su extraordinario corpus ilustrado y a la contribución de los comentaristas Lincei –miembros de la Academia de los Linces– en la reorganización del conocimiento y en las teorías naturalistas de la época, esta obra se erige como una clave de acceso a la historia de la Accademia dei Lincei, de la que formó parte Galileo Galilei. Este círculo intelectual promovía con fuerza la idea de un conocimiento público, útil y compartido, principios fundamentales de su visión científica.

Visión sinóptica

–¿Cuál es el objetivo del proyecto?

–Hacer la obra más accesible, destacando la relación con la literatura científica de la época, las propiedades terapéuticas de las plantas descritas y el uso del color como recurso narrativo, el cual se hizo necesario debido a la limitación del aparato iconográfico, que sólo está presente en blanco y negro. Esta visión sinóptica, que integra comentario e imagen, ayuda a clarificar la atribución de algunas ilustraciones, la cronología de partes de la obra y las decisiones editoriales, contribuyendo así a reconstruir la compleja historia de su publicación.

–¿A quién está dirigido?

–Principalmente a investigadores con conocimientos de latín, el sistema ofrece un acceso integrado a la anotación lincea, vinculando las ilustraciones con los comentarios dispersos en el texto para facilitar su lectura y análisis. Además, permite establecer conexiones entre plantas, fuentes, personas, bibliografía y biografías. No obstante, también los aficionados y curiosos pueden explorarlo mediante la función Hojear (Sfogliare), que permite recorrer sus páginas de manera intuitiva. Para este propósito, se digitalizó el ejemplar de la Biblioteca Nacional Central de Florencia, seleccionado por su excelente estado de conservación.

–¿Es compatible la base de datos con programas de inteligencia artificial, como Claude, para traducir independientemente el texto latino a otros idiomas?

–Potencialmente sí, pero de momento no hemos explorado esta posibilidad.

–¿Cómo se ha desarrollado?

–En la actualidad, el proyecto se centra únicamente en la sección botánica (libros II-VIII), la más extensa, con más de 800 imágenes de un total de casi 900, acompañadas de comentarios de Johann Schreck (1576-1630) y Fabio Colonna (1567-1640). El objetivo futuro es ampliar la obra con secciones dedicadas a los animales, comentadas por Johannes Faber, y a los minerales, estudiados por Schreck.

–¿Se perdió por completo la obra de Hernández en el incendio del Escorial?

–No, se salvó una copia de las memorias manuscritas de Hernández que dio lugar a la edición nacional del siglo XVIII (https://bibdigital.rjb.csic.es/idurl/1/12068). Además, una síntesis de los materiales conservados en el Escorial antes del incendio fue realizada por el Linceo Cassiano del Pozzo y constituye el Liber unicus que se encuentra en la edición definitiva del Tesoro Mexicano.

–¿Cómo contribuyeron los comentarios de Schreck y Colonna a hacer de la botánica una ciencia autónoma?

–Los comentarios de Colonna sobre las plantas de Nueva España, en particular, no se limitaron a una descripción precisa de especies desconocidas, sino a una reflexión y definición de las características esenciales útiles para su clasificación. De sus comentarios se desprende también una clara reivindicación de un estatuto autónomo para la ciencia botánica, ya no auxiliar de la medicina. Gracias a instrumentos innovadores como microscopios y telescopios, el Tesoro se convirtió en un inventario global, basado en observaciones detalladas y en métodos científicos modernos. Este enfoque, combinado con la atención prestada a las propiedades medicinales, marcó un momento significativo hacia una nueva visión de la ciencia, centrada en la utilidad colectiva del conocimiento.

–¿Por qué las imágenes del libro son en blanco y negro?

–Recchi mandó a hacer copias en color de las imágenes de la obra de Hernández, que llevó a Nápoles y legó a su sobrino, Marco Antonio Petilio. Tras trasladarse a Roma, Petilio acogió a los Lincei, que copiaron las imágenes en blanco y negro por razones económicas y prácticas. Cesi contrató a un grupo de pintores, entre ellos Isabella Parasole, para reproducir las imágenes. Sin embargo, como no podían trabajar durante meses en una casa particular, los pintores se concentraron en las formas, omitiendo los colores. A partir de estos dibujos se creaban xilografías, más baratas que los grabados en cobre. Algunos de los Lincei tenían acceso esporádico a la casa de Petilius, donde anotaban los colores originales, incorporándolos a sus comentarios. Estas anotaciones, ricas en detalles, pretenden compensar la falta de color en las imágenes. Debido a la importancia científica de sus comentarios, el Tesoro Mexicano siguió siendo citado y utilizado por la comunidad científica europea mucho más allá de finales del siglo XVIII.