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La Presidenta encabezó fiesta para informar y agradecer

El neocorporativismo cuatroteísta ocupó sitios privilegiados en el Zócalo

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▲ Miles de banderas nacionales y papel picado verde, blanco y rojo enmarcaron el corazón político del país. Por la tarde, la Conago expresó su apoyo al mensaje emitido por la Presidenta.Foto Luis Castillo
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▲ Muchas de las personas que viajaron desde los estados a la Ciudad de México convirtieron en un festival la asamblea informativa. Con alegría bailaron y cantaron cuando se dirigían al Zócalo capitalino.Foto Víctor Camacho
 
Periódico La Jornada
Lunes 10 de marzo de 2025, p. 5

Fue una suerte de round de sombra, un ensayo general para demostrar el espíritu nacionalista de los mexicanos frente a los amagos trumpistas y su pretensión de desatar un zafarrancho comercial en América del Norte.

La presidenta Claudia Sheinbaum lucía satisfecha en su nuevo encuentro con el masivo respaldo popular que no menguó a pesar del drástico cambio en los términos de la convocatoria original. Un evento que pasó de ser el escenario elegido para anunciar los aranceles a las importaciones de Estados Unidos a una asamblea para informar y agradecer el espacio de diálogo con el presidente Donald Trump.

Se desempolvaron miles de banderas nacionales para ondearlas en el corazón político del país. La música vernácula atizó el fervor patrio que remataría con la Maldita Santanera (una mezcla de la Maldita Vecindad y la Sonora Santanera) para tocar las fibras más hondas del ser nacional.

Y en ese tenor, la Presidenta hizo malabares discursivos para formular una encendida reivindicación de la soberanía nacional como principio irrenunciable, sin testerear el frágil escenario de diálogo construido con Donald Trump. La impetuosa personalidad del magnate, caracterizada por las estridencias verbales, obliga a la cautela diplomática para preservar la tregua en un entorno en el que la oleada derechista mundial anticipa turbulencias.

Dije que somos uno solo, que somos un gobierno del pueblo, para el pueblo y con el pueblo que siempre que hubiese que informar o afrontar alguna adversidad, íbamos a estar juntos, advirtió de entrada.

Aunque el escenario era propicio para un encendido discurso, optó por la prudencia diplomática y en ese tenor lanzó señales a Trump: siempre hay que agradecer la voluntad de diálogo con México, del presidente de Estados Unidos.

Desde temprano la plaza estaba llena. Antes del mediodía, la presentadora oficial anunciaba la presencia de Sheinbaum. En el estrado, ya la esperaban su gabinete y todos los gobernadores, con excepción de las panistas de Guanajuato y Chihuahua.

Tres horas antes del discurso los accesos estaban congestionados. Ni así, la gente de a pie pudo competir con los espacios cooptados por el neocorporativismo cuatroteísta de las organizaciones camaleónicas que en otros años apuntalaron al viejo sistema.

Antaño el hombre más cercano al sempiterno líder petrolero, Carlos Romero Deschamps, ayer Ricardo Aldana desplegó sus huestes y sus mantas con un globo gigante con su propio nombre y al calce una frase de apoyo a Sheinbaum con letra más pequeña.

La Confederación Autónoma de Empleados de México, del millonario líder Pedro Haces, también se hizo presente con las mismas formas del charrismo sindical. Con ellos, el sindicato magisterial, los electricistas, la FSTSE, la CROC, la CTC... Todos copando los espacios de privilegio en el Zócalo.

Ni esos métodos inhibieron a la gente que por cuenta propia llegó por miles ni a las ya casi legendarias organizaciones de izquierda como la Unión Popular Revolucionaria Emiliano Zapata (Uprez). Con despliegues mucho más modestos, buscaron afanosamente alcanzar el Zócalo para patentizar su respaldo a la Presidenta en la defensa de la soberanía nacional y reivindicar aquellos históricos principios de la izquierda nacionalista.

Con desconsuelo, Guillermo Sanjuan, un antiguo líder de la Uprez en Xochimilco, en la que ha militado los 38 años de existencia de la organización, auguraba: es una aberración lo que está sucediendo, si Morena no corrige, le va a pasar lo que al PRD.

Maricruz Román es una militante de izquierda de Coatepec de las Harinas, en el estado de México, una tierra que vive la zozobra de La familia michoacana, a la que se refiere como un cáncer. Se confesó entusiasmada por los nuevos tiempos para la mujer y las expectativas que abre Sheinbaum.

Aún a la altura de la Alameda, el contingente oaxaqueño luchaba por ingresar al Zócalo (miles no lo lograron), pese a ello es el más festivo. La banda de Pochutla le atizaba a la tambora y a la trompeta con furor, al tiempo que sus compañeros bailaban con vehemencia la Danza de la Quijada.

–¿Así seguirán hasta el Zócalo?

–Claro, ¡si esto es una calenda! –respondió un joven de Oaxaca que se preparaba para volver a danzar. –Nomás falta el trago... –agregó sonriente para evidenciar que el acto político es una fiesta.

Aunque los contingentes principales provenían de la Ciudad de México y el estado de México, los oaxaqueños y chiapanecos sobresalían por sus atuendos y festividad. Hasta de Coahuila llegaron, esa entidad que es de los últimos reductos del priísmo.

En este ánimo hubo quienes sólo apelaron a la defensa de la soberanía nacional. Con reminiscencias del siglo XIX había quienes sumaron a las exigencias la devolución del territorio nacional arrancado al país en ese entonces por los estadunidenses. Una remembranza que replicaría la Presidenta en su discurso: “No olvidamos las invasiones de 1846 y de 1914, y el ‘zarpazo’ que le dieron a la mitad de nuestro territorio en 1847”, recordó Sheinbaum.

Otros, con preocupaciones más contemporáneas, demandaban el boicot “a los productos americanos” (sic), pero hubo quienes dejaron a un lado lo políticamente correcto irritados por el racismo de Trump y reclamaron en consecuencia: Váyanse al carajo, yanquis de...