edro Páramo, novela cumbre de Juan Rulfo, cumple 70 años de vida este marzo. Ninguneada por algunos escritores de la casta literaria de aquel tiempo, fue reconocida de inmediato por otros –Carlos Fuentes, v. gr.– como una obra que marcaría un antes y un después en la construcción de la novelística del México moderno.
Entre 1953 y 1954 Juan Rulfo había integrado alrededor de 300 páginas de lo que sería entonces su primera novela –después de haber publicado en 1953 el abanico de cuentos integrados en El llano en llamas– , pero algo no le cuadraba aún en los acabados
. Decidió entonces eliminar más de un centenar de páginas de la versión original, nombrarla Pedro Páramo en lugar de Los murmullos, y bautizar como Comala en lugar de Tuxcacuesco al pueblo de su trama.
Fue en dicho proceso de metamorfosis como Rulfo logró el dominio del diálogo interior y la integración poética de su novela. “Lo asombroso de la relación de Rulfo con el lenguaje –nos dice Jorge Ruffinelli– es que éste crezca hacia adentro, que no sólo no prolifere, sino que disminuya paulatinamente, incrementando sin embargo su capacidad expresiva”.
Esos y otros ajustes
fueron decantando la novela, en lo que el propio Rulfo definió como un arduo ejercicio de eliminación
, desplazando
hechos, tiempos y escenarios de una ubicación sensible, de una localización realista, a otra totalmente ficcional de consistencia mítica. Y lo hizo por medio de un lenguaje particular, propio de la oralidad mestiza mexicana que viene desde el siglo XVI, de la construcción de un espacio-tiempo en el que la vida y la muerte son la misma cosa o se acompañan, así como de la producción de una acústica propia a la condición esférica, circular, del tiempo-espacio de Comala.
Ciertas correcciones finales, aparentemente sólo de precisión o estilo, muestran hasta qué punto la integración más íntima de la novela se resolvió prácticamente en aquella ardua tarea de eliminación
, cuando el original mecanografiado ya había sido entregado por Rulfo al Centro Mexicano de Escritores. Tenemos la fortuna de saber con precisión cuáles fueron algunos de esos últimos retoques
, pues determinados fragmentos de la novela ya habían sido publicados en conocidas revistas con anterioridad a la entrega de la versión definitiva
.
En su número de enero-marzo de 1954, la revista Letras Patrias publicó un fragmento de la novela bajo el título Un cuento
, con la siguiente entrada:
Fui a Tuxcacuesco porque me dijeron que allá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo.
La novela Pedro Páramo, en cambio, se inicia de la siguiente forma:
Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo.
La diferencia resultó fundamental. No sólo por el rebautizo mítico del pueblo-esfera del escrito, al que se convierte en un espacio prácticamente inmaterial de resonancias, sino por el cambio de Fui a... por Vine a..., y de allá... por acá..., que desplaza totalmente el lugar desde donde habla Juan Preciado: en la primera versión, desde un exterior indeterminado de Comala, en un monólogo abierto dirigido a la escucha de cualquiera; en la segunda, desde un lugar donde hay puro calor sin aire
que se encuentra sobre las brasas de la tierra, en la mera boca del Infierno
.
No menos importante fue, en este proceso de integración definitiva de obra, la eliminación de un párrafo completo que había sido colocado justo al final:
Y junto a la Media Luna quedó siempre aquel desparramadero de piedras que fue Pedro Páramo.
De mayor profundidad poética y con mayores poderes significantes, la novela se cierra en su versión definitiva con la imagen y sonoridad correspondientes al tejido íntimo de la obra:
Se apoyó en los brazos de Damiana Cisneros e hizo intento de caminar. Después de unos cuantos pasos cayó, suplicando por dentro; pero sin decir una sola palabra. Dio un golpe seco contra la tierra y se fue desmoronando como si fuera un montón de piedras.
La importancia de esta última corrección
de Rulfo a su novela va incluso más allá del estilo o de las formas literarias, pues la frase anterior (Y junto a la Media Luna quedó siempre aquel desparramadero de piedras que fue Pedro Páramo
) aprisiona el sentido de futuro de Comala en una imagen estática de valoración negativa. El párrafo final definitivo, por el contrario, sugiere que la muerte del cacique –que conlleva a la vez la muerte del pueblo de Comala– define la posibilidad de un renacimiento
.
En resumen, el movimiento de aproximación al que nos hemos referido supone un proceso creativo sui géneris, propio de la obra de Rulfo y, en particular, de la redacción de Pedro Páramo, en el que la forma y los contenidos se determinan y condicionan de manera íntima. Parafraseandro a Rüdiger Safranski, podríamos decir que en Rulfo las ideas se conectan más íntimamente de lo acostumbrado con el cuerpo del lenguaje en que reposan
.