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Cuánta alharaca con los aranceles
L

a eficaz estrategia de contención y negociación de la presidenta Sheinbaum y su gobierno ante el furibundo e impredecible Donald Trump, fueron parte de la alegría popular manifestada ayer en el Zócalo capitalino. Es además, de admiración mundial.

Pero, además del respeto mostrado por Trump (palabra rara en su vocabulario) a Sheinbaum por responder a sus demandas en materia de control de drogas y migración, ella le había dejado claro que su amenaza de imponer aranceles contra México, afectaría a las mismas empresas estadunidenses, en particular automotrices, que exportan desde nuestro país (e importan insumos para sus fabricación).

Detrás de la sospechosa cordialidad de Trump hacia Sheinbaum, es claro que sus vaivenes y su extensión hasta el 2 de abril para la imposición de aranceles, se debe a la intervención de los CEO de las tres grandes; General Motors, Ford y Stellantis (Chrysler). Según The New York Times, ellos dijeron al presidente que la imposición de aranceles a los automóviles y piezas procedentes de Canadá y México acabaría con las ganancias de sus empresas al imponerles nuevos costos por miles de millones de dólares, [y] afirmaron que los autos fabricados en aquellos países mantenían puestos de trabajo en EU en la fabricación de partes, en las concesionarias de autos y otras empresas relacionadas (https://tinyurl.com/wtbu7hh6).

No es por patriotismo que la IP mexicana apoye a Sheinbaum en esta batalla por detener los aranceles, pues empresarios mexicanos son socios de las llamadas cadenas productivas y de suministradores de insumos para los productos de exportación a EU ( La Jornada, IP crea frente con el gobierno ante aranceles 6/3/25). Como bien explica Dimitri Anastakis, de la Universidad de Toronto: “Trump no sabe nada del papel que desempeñó el liderazgo estadunidense en la creación de un sector automovilístico norteamericano integrado. Y aunque pueda no tener interés alguno en comprender la historia, está por aprender una dura lección: que mantener –e incluso reforzar– el sector integrado del automóvil sigue siendo lo mejor para su país, le guste o no” (https://tinyurl.com/fp69xzb4).

Así, más allá de alabanzas de Trump a Sheinbaum, queda claro que el estadunidense responde en última instancia a los grandes intereses capitalistas de su país. Deja a un lado, por lo pronto, promesas a sindicatos que, como el United Auto Workers (UAW), apoyaron, de manera poco solidaria con sus contrapartes de México y Canadá, el anuncio de aranceles de Trump, creyéndole otra vez que tiene tanto la voluntad como capacidad de erigir una estrategia industrial para devolver fábricas de autos y fuentes de trabajo a Detroit y el rust belt (https://tinyurl.com/stcmpdcw). Aunque UAW advierte que los aranceles no deben ser usados para amedrentar a países sobre otros temas (migración o política de drogas), es evidente que para Trump son sus perversas cartas.

En México, la querella arancelaria ha sido, en mi opinión, sobredimensionada. Aunque ciertamente los 12 estados del centro y norte de la República más dependientes de las inversiones nearshoring se verían afectados ( La Jornada, 4/3/25), la gran mayoría del universo empresarial en México es ajeno a los mercados de exportación. Según el Inegi, del total de establecimientos en nuestro país, las mipymes representan 99.8 por ciento del empresariado nacional y emplean 68.4 por ciento del personal ocupado (https://tinyurl.com/5d5twy3k); tan sólo 0.2 por ciento son grandes empresas (251 o más trabajadores). Esto sin contar el empleo informal, 54.6 por ciento (https://tinyurl.com/s7jc9wsm). Y de 6 mil 95 empresas manufactureras de exportación, sólo 40 mil pequeñas y medianas empresas (menos de 1 por ciento) participan en el comercio internacional.

Más allá de cifras, desde la asunción de Trump pareciera que la revisión del T-MEC en 2026 se ciñera a la cuestión del comercio de bienes y los aranceles. Ha sido un verdadero elemento de distracción no sólo en México y Canadá, sino a escala global, y dentro de EU. Sin duda, Trump con sus amenazas, es un maestro en el arte de divertir la atención, mintiendo.

Bien dijo el senador Bernie Sanders tras el último discurso de Trump ante el Congreso estadunidense: “El propósito de estas mentiras no es sólo impulsar su odiosa ideología de derechas. Es un esfuerzo magistral para desviar la atención de los problemas más importantes a los que se enfrenta la gente de este país, problemas que Trump y sus amigos multimillonarios no quieren abordar, porque no está en sus intereses financieros hacerlo (https://tinyurl.com/2u9v5azr).

En efecto, no está en la agenda de Trump abordar de manera seria la revisión del T-MEC. Este tratado no es sólo de comercio de bienes. El T-MEC tiene 34 capítulos, más anexos, protocolos, instrumentos bilaterales y un Acuerdo en Materia de Cooperación Ambiental. Los capítulos van desde un vago reconocimiento a las obligaciones legales con los pueblos indígenas, que se debe reforzar, hasta excesivos derechos a los inversionistas extranjeros que se deben de acotar.

Más allá del comercio de bienes, ¿cuándo y cómo se están discutiendo temas como propiedad intelectual, telecomunicaciones, pequeñas y medianas empresas? ¿Dónde se discute cómo la soberanía de México se sigue violentando con las demandas inversionista-estados, bajo el TLCAN-T-MEC o bajo el Tratado Transpacífico u otros pactos? Ha sido mucha la alharaca con los aranceles. Es necesario ver más allá y replantear los principios de la relación trinacional en Norteamerica, ante todo con base en los derechos humanos y en sentido contrario al trumpismo.

*Institute for Policy Studies (www.ips-dc.org)