ientras 2024 fue el año más caluroso registrado, en una maratónica reunión que terminó el pasado 1º de marzo en la ciudad china de Hangzhou, los delegados de los países asistentes no lograron desbloquear el calendario de la próxima evaluación científica sobre cambio climático de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Como estaba previsto por los organizadores, no se contó con representantes del gobierno de Estados Unidos, cuyo presidente, Donald Trump, no cree en el cambio climático y se niega a dar recursos para combatirlo.
El tema central de la reunión era si el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, entregará su próxima evaluación antes del balance de la ONU de 2028. En él se evaluará la respuesta que la comunidad de naciones deben dar al aumento de la temperatura.
Varios países con alto grado de desarrollo económico y algunos que no lo son, pero están expuestos a sufrir los efectos negativos de dicho cambio, no desean postergar las evaluaciones, sino hacerlas lo más pronto posible. Y con las bases científicas más actualizadas.
Pero en dicha reunión se tuvo la oposición de algunas naciones petroleras y grandes contaminadoras, como China e India. Este resultado es una amarga decepción
, admitió Zhe Yao, asesora política de Greenpeace para Asia Oriental. Y que el estancamiento sólo sirve a quienes quieren frenar la acción climática, mientras los países vulnerables no pueden esperar
.
Se esperaba la ausencia de Estados Unidos, pues al monarca Donald Trump le urge eliminar de la política gubernamental las acciones climáticas tomadas por su antecesor, Joe Biden. Durante su primer mandato, el magnate retiró a su país del Acuerdo de París (2015) y desmanteló las que en favor de regular el clima dejó Barack Obama. Tenían, entre otros objetivos, reducir la generación de gases de efecto invernadero por las actividades económicas y, a la par, colaborar con la comunidad de naciones en el combate al aumento de la temperatura.
Esa notable ausencia, al igual que nuevamente retirarse del Acuerdo de París, resulta muy negativa para el funcionamiento del principal organismo científico sobre cambio climático. Sus aportes son claves para lograr un crecimiento que no descanse en la explotación extrema de los hidrocarburos y su uso irracional. Y en cambio establecer un modelo energético acorde con el medio ambiente, algo lejos de lograr en Estados Unidos y en la mayoría de los países industrialzados. También en México.
Así lo sostiene el científico Johan Rockstrom, del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático, con sede en Alemania, y que hace parte de la red internacional que estudia las cuestiones científicas más cruciales referidas al calentamiento del planeta y al desarrollo sostenible.
El mayor desafío de la comunidad de naciones para limitar el cambio climático a 2 grados Celsius, objetivo máximo del acuerdo de París de 2015, sigue siendo lograr un cambio radical en los sistemas de producción que hoy descansan en los hidrocarburos, y alentar alternativas energéticas, como la solar y la eólica. Lo primero está lejos de lograrse y en muy buena parte por la nueva política anunciada por Trump: mayor explotación y uso de los hidrocarburos, que se extraerán tambien en el mar y por medio del fracking. En cambio, cero recursos públicos para impulsar las energías alternas y la producción de vehículos eléctricos. Eso aumentará la contribución de la gran potencia al calentaiento global. Ahora es 34 por ciento del total.
Tal y como están las cosas, el Acuerdo de París va camino de quedar rebasado ante el rápido aumento de la temperatura global. Ya en 2009 en la Cumbre sobre el clima celebrada en Bangkok, se advirtió que el sistema de acuerdos entre naciones no funciona, y por eso la generación de gases de efecto invernadero en este siglo aumenta más que nunca.
En noviembre próximo se celebrará en Belem, Brasil, la trigésima Cumbre Climática de la ONU. Realizarla en la ciudad por donde el río Amazonas descarga en el mar, mostrará que el problema del calentamiento global rebasó las buenas intenciones de la ONU. Y que el mundo avanza hacia severos desajustes por el aumento de las temperaturas. Y México, entre los países que los sufrirá en grado sumo, si no remplaza el depredador modelo energético y económico vigente.